1. Consolando a mi primo


    Fecha: 31/01/2021, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Espagueti, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... la cama quedando yo bajo su cuerpo, inmediatamente sentí su erección que rozaba mi cuerpo y supe que él no era “pequeño”. Yo jugaba con su pelo rizado con una mano y con la otra lo abrazaba de la espalda. Sentía su corazón latir como el galope de un caballo a toda carrera y su cuerpo temblaba de excitación, sabía que ahora era yo quien disfrutaría de una virginidad y quise disfrutar el momento. De pronto detuve los besos.
    —Vamos a mi cuarto, no quiero “almidonar” tus sábanas, porque tu mamá se va a dar cuenta.
    Él no entendió, pero igual aceptó. Salimos con cuidado y nos metimos a mi recámara. Él estaba desesperado y quiso desnudarme como loco, lo detuve y le fui indicando donde besar, donde acariciar, donde tocar. Mi tío me había enseñado muchas cosas y ahora yo se las enseñaría a su hijo. 
    —Déjame quitarte la pijama —le dije, mientras lo desnudaba lentamente de pie junto a la cama y le daba besos en su cuello, en su pecho, en su estómago y cuando hube bajado el pantalón de su pijama, aquel trozo de carne saltó libre se su prisión, buscando una cuevita húmeda y caliente donde alojarse, pero lo que encontró fue mi boca. Yo ya había aprendido a hacer el oral muy bien y con unas cuantas lamidas y chupadas, Miguel no aguantó más y me llenó la boca de aquel rico atole, que yo me trague con mucho placer. Por un breve momento pensé que me iba a quedar con las ganas de aquella deliciosa salchicha, pero a sus 18 años, mi primo  ni siquiera perdió dureza. Yo estaba acostumbrada a ...
    ... que mi tío después de eyacular, no volvía a levantar el mástil; pero Miguel lo tenía igual de firme como cuando comenzamos  e incluso lo tenía más grande que su papá, entonces me desnudé lentamente y me acosté en la cama. Quería que recorriera mi cuerpo con su boca, pero él temblaba de pies a cabeza y torpemente me acarició las tetas y las piernas, yo las abrí y las flexioné para que él se acomodara en la pose de misionero y le fuera fácil penetrarme. Así lo hizo y se avorazó para ensartarme cual mariposa con el alfiler, pero lo detuve y le pedí que me diera lengua en mi rajita. Aceptó un poco impaciente y en pocos segundos se me subió nuevamente, esta vez me tocó con sus manos temblorosas mi vulva y buscaba la entrada con la punta de su gorda macana para meterla y cuando la tuvo acomodada en su lugar, la metió sin piedad hasta el fondo, arrancando un gemido de mi garganta. Me dolió un poco, mi pepita no estaba acostumbrada a ese tamaño, pero sentía delicioso, sentí como me llenaba profundamente y estiraba mis paredes vaginales. En instantes me estaba bombeando como loco y me besaba el cuello, mientras escuchaba su respiración agitada en mi oído izquierdo y él se agarraba de mis hombros con los brazos desde abajo. El morbo de estarme cogiendo a mi primo, me había encendido y con el tamaño de su miembro, me hacía tocar las estrellas. No era un experto, pero le sobraba ímpetu y sus embestidas me hicieron alcanzar un orgasmo tan rico que yo también me convulsioné y él lo sintió, ...