1. Mi primera experiencia - Parte 6


    Fecha: 15/06/2017, Categorías: Gays Autor: hilda, Fuente: CuentoRelatos

    ... pequeños derrames por mis dos orificios, haciéndome sentir los hilos del goteo por mis piernas.
    
    Ambos estábamos en silencio, tranquilos, acariciándonos apenas, como expresando nuestra aceptación por las mutuas infidelidades que habíamos practicado en ese lugar.
    
    Me incliné sobre la pelvis de mi Zorro y le desabroché el pantalón para observar su órgano que dormido delataba los combates que había tenido en ese lugar. Quería satisfacerlo yo también, chupándosela y demostrarle que no era menos que esas turras con las que había estado fornicando. Mi sensual pose con mi cuerpo apenas cubierto por el rayado vestido transparente estaba atrayendo la mirada de algún observador al acecho.
    
    No tardé en sentir dos manos que me tomaron desde atrás por las caderas, mientras mi esposo me mantenía con el rostro entre sus piernas, sin dejarme voltear. Yo, sin saber de quién se trataba, me dejé acariciar siguiendo el juego que me proponía mi esposo. Estaba rendida y al sentir esas manos extrañas pensé que ni Robert Redford me movería un pelo. Encogida y algo cansada, continué echada besando el empequeñecido pene de mi esposo viendo que por momentos quería despertar su erección. Mi marido muy apacible, dejaba que el extraño levantara mi suave vestido sobre mis caderas y comenzara a acariciarme la vulva. Con una de sus manos tocaba suavemente los labios mojados de mi vagina, introduciendo apenas la yema de uno de sus dedos fugazmente. El hábil jugueteo de esos dedos gordos rozándome ...
    ... levemente el clítoris me hacía recobrar lentamente el sentido sexual. Luego sentí en mi cola el roce de algo mucho más gordo que no era un dedo exactamente, que se rebosaba en mi sexo. Lo miré a mi esposo como intentando transmitirle mi reproche por permitir que me cogieran junto a él. Mi rostro delataba un apacible cansancio pero mi esposo percibía también mi deleite al cerrarse mis ojos, disfrutando el placer de sentirme de nuevo excitada. Mi cuerpo aún afiebrado por el coito que acababa de tener con el Domador, se estremeció al sentir que el botón que empujaba y forcejeaba en la puerta de mi ano, era bastante voluptuoso. Me aferré al cuello de mi esposo y comencé a besarlo como con bronca ante el acoso del extraño que me iba a coger en su propia cara. Tomando con una de mis manos el pene de mi marido que había recobrado dureza quizá por el morbo de verme a punto de ser copulada por ese extraño en sus propios brazos, con la otra rebocé mi esfínter con el semen que babeaba de mi vagina, lubricándolo para este nuevo evento. Entonces sentí como el robusto botón atravesó el ajustado anillo de mi cola, causándome un molesto dolor que me hizo clavar las uñas en el abdomen de mi marido.
    
    Esta vez sentí como una manzana atascada en el recto sostenida por un tronco bastante gordo y de nuevo esa rara sensación que transmite a la vez la molestia y el deseo. Ante la quietud de mi esposo me desquité mordiéndole los labios en un gesto de reproche por lo que estaba permitiendo sin mi ...
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