Mi tía Karen llegó a mi casa triste 3 - Relatos Eróticos

Mi tía Karen llegó a mi casa triste 3

... comenzó a moverse bien rico pero ahora era diferente mi tía lo hacia ya sabiendo de quién era la verga que le entraba en su chucha goloza y así estuvimos cachando en cucharita pero yo quería verla totalmente desnuda, y le despoje de toda su ropa y me puse encima de mi tía y la volví a penetrar. 

-! Ohh..tía.. qué rica chucha ohh ..¡ 

-! Ahh.. Manolooo.. ahh.. ahh.. ¡

No podía creerlo que a mi edad 15 años yo tuviera bajo control a una mujer de 35 años de buen culo y menos que fuera la prima de mi madre que siempre me gustó, y di libertad a mi imaginación la puse en varias posiciones que ya había visto en revistas y películas xxx y le metía la verga hasta que llegué a vertir mi semen en su interior.

-! Yaaa.. me vengoo tía ...que ricoo ohh.. ohh.. mm.. mm.. ¡

-! Siii.. dámelo todoo.. ohh.. ¡

Y mi tía me abrazo fuerte al sentir llegar el orgasmo a su cuerpo y se quedó pegada a mí muy quieta su respiración era rápida y su cuerpo estaba muy caliente, después de recuperar el aliento me dijo que se iría a bañarse ...

... antes que regresen mis padres, le dije para que nos bañemos juntos y no quiso.

-! No Manolo ya no demoran tus papás en venir a la casa.. ¡

Cuando llegaron mis padres mi tía Karen estaba con su celular en la sala y yo jugando playstation en mi cuarto, salí a ver que era lo que habían comprado.

-! Hijo tu papá compró una cama plegable para que puedas dormir mejor y no tengas que estar todas las noches estar sacando tu sillón de tu cuarto.. ¡

-! Gracias papá.. pero creo que no era necesario yo duermo bien en mi sillón, igualmente gracias.. ¡

Mi mamá le preguntó a su prima si me había portado bien, ya que a veces era muy flojo y me gustaba pedir que me lo lleven y si lo hacía que no me haga caso que ya era grande para hacerlo yo mismo.

-!  No prima se ha portado bien en tu ausencia Manolo.. ¡

-! Que bueno.. ya sabes Manolo si quieres algo tú mismo hazlo.. ¡

Le dije a mi mamá que NO tenía porqué decirme eso, mi tía Karen ya sabía que cuando quería algo yo mismo lo buscaba y le di una mirada de complicidad.