Desafío de galaxias (capitulo 48)
Fecha: 05/07/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos
... que vamos. Tengo que decirte algo, y te vas a cabrear.
—Pues entonces no me lo diga.
—¡Qué cachonda eres! He recibido una queja formal por parte del canciller de Maradonia.
—¡Joder! ¿y que le pasa ahora a ese imbécil?
—Considera que hay poca presencia maradoniana en tu estado mayor…
—¡Hay uno!, ¿cuántos quiere tener?
—Y que en el Fénix casi no hay, mientras que hay muchos españoles.
—Eso si es cierto, entre españoles y mandorianos me parece que hay algo más de la mitad.
—El setenta y dos por ciento, —apuntó Anahis.
—¡Bueno vale! Mucho más de la mitad… ¿sabe lo que le digo?: el nuevo canciller de Maradonia es un gilipollas.
—Yo no lo hubiera expresado mejor, pero sabes que es uno de los principales apoyos que tenemos.
—Lo sé, señor presidente, lo sé, —respondió malhumorada— pero me da que ese cabrón la va a liar parda.
—El batallón que llevas embarcado…
—¡Es intocable! Es infantería española y conozco personalmente a todos y cada unos de ellos.
—Además se encargan de la seguridad de Marisol, —volvió a apuntar Anahis.
—Lo sé, lo sé. Amplía la unidad…
—Al principio embarcamos un regimiento y vimos que era excesivo…
—Solo un escuadrón, por favor.
—De acuerdo, pero no es justo, ni siquiera hay mandorianos en esa unidad.
—Además, pone en muy mala situación a los que se integren en ella, —afirmó Anahis—. Todos sabrán porqué están aquí, y no es justo para ellos.
—¡Joder! Pues no digáis nada.
—En está nave se sabe todo, yo ...
... no tengo nada que ocultar, señor presidente. Además, está conversación la está escuchando todo el centro de mando, y fíjese que casualidad, hay un maradoniano, —Marisol le hizo una señal para que se acercara. Cuándo lo hizo, el presidente vio la roja figura del oficial—. Teniente, ¿qué opina de lo que estamos hablando?
—Que mi señora tiene razón: el canciller es un gilipollas, —respondió el oficial con su profunda voz—. Debería dedicarse a gobernar mejor y no meterse en asuntos que solo competen a mi señora. Para todos los que estamos aquí, es un honor servirla, y le aseguro que no nos fijamos en razas o colores de piel.
—Gracias teniente, —dijo Marisol acariciándole el brazo con cariño—. ¿Sabe?, este oficial está conmigo desde la primera ocasión que utilizamos el Fénix, en el rescate de las tropas en Karahoz, y su hija pequeña, que tiene dos añitos, lleva mi nombre, y para mi es un honor que sea así.
—Marisol, no me tienes que demostrar nada, lo sé perfectamente…
—No se preocupe, ampliaremos con un escuadrón más, pero ya se lo digo: no será enteramente maradoniano.
—Conforme.
—Y le digo otra cosa, la próxima vez que me cruce con el canciller, es posible que le arranque uno de sus cuatro brazos.
—Procuraré mirar hacia otro lado, —dijo el presidente riendo—. Te dejó que tengo cosas que hacer. ¡Y no te acerques a las zonas de combates!
—Procuraré no hacerlo, señor presidente.
La comunicación se cortó, y Marisol permaneció pensativa un par de minutos. ...