Mi esposa y yo en la ducha - Relatos Eróticos

Mi esposa y yo en la ducha

... sobre nuestros cuerpos las primeras gotas y tomo el jabón para enjabonarte aquella espalda de diosa griega, aquellas divinas nalgas, aquellos senos de ensueño, solo te queda cerrar los ojos y disfrutarlo, deliciosa susurro a tu oído mientras abrazado a tu cintura bebo el agua que cae por tu cuello, sonríes y danzas con los brazos arriba y tus manos acariciándome el cabello, tus glúteos perfectos me arrinconan en una esquina mientras mi miembro cada vez más duro con cada movimiento crecía en medio de ellos, con un brazo me aferro de tu vientre mientras mi otra mano busca tu pubis celestial, con dos dedos dibujo círculos que se van reduciendo alrededor de tu clítoris, tus quejidos hacen eco en las paredes del baño, te masturbo como nadie lo ha hecho, mas rápido, más rápido, tu cuerpo se estremece, quiero estar dentro tuyo pero no quiero soltarte, poco a poco doblo un poco mis rodillas sin que lo notes, lubricado y palpitante, duro como roca, caliente como volcán, mi pene se abre paso entre tu sexo para hacerte delirar de placer, lo sientes entrar despacito como un ladrón en la noche quien busca en prisión su delirio, te muerdes el labio inferior al sentirlo entrar en tu candente vagina, mis piernas se estiran y se flexionan para comenzar la danza, estas tan lubricada que solo sientes la deliciosa sensación de que algo duro pero resbaloso emerge y se interna dentro de ti como un embutido caliente bañado en aceite, así bombeándote unos minutos con fuerza escuchaba el eco de ...

... tus gemidos en el interior del cuarto de la ducha, te volteas para ponerte de rodillas ante mi sexo y lamerlo de nuevo, tomas una máquina de afeitar y me enjabonas mi pubis y la zona entre las piernas hasta el culo, lo pasas con suavidad, estoy tan excitado que ni siquiera me importa que la cuchilla este tan cerca de mis zonas erógenas más sensibles, el pelo poco a poco cae sobre el piso del baño, lo afeita todo, la raíz de la tranca, los testículos y parte de las piernas, volteándome abres mis nalgas para afeitarme toda la raya de mis nalgas hasta los alrededores del ano, desnudo y afeitado me sentía extraño, como si fuera de nuevo un niño, “ahora si métemelo hasta el fondo mi bebé” me dijiste con una voz tan sexy que el solo oírla me produjo dolor en el glande de lo duro que estaba, así lo hice colocándote en cuatro, tu conchita también esta depilada, el roce de nuestras pieles era una experiencia alucinante, una sensación única, mis golpes te hacían arquear la cintura y con tus manos te habrías mas las nalgas para que entre en tu conducto vaginal mi afeitado pene, tu ano me incitaba a introducirle mi pulgar mientras con la otra mano te masturbaba más rápido a ritmo de tus eróticos quejidos, se sentía el sonido de nuestras húmedas pieles chocando, el ano ya dilatado por mis dedos se abría y se cerraba de forma tentadora y sensual, ya no me aguantaba las ganas, baje hasta ponerme en frente de tu culito y empecé a darle lengua, a comérmelo con voraz apetito, tu humanidad se ...