Y nos envolvieron en su trama
Fecha: 06/07/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: templaria 37, Fuente: CuentoRelatos
... imaginaba que éste personaje llevara tantos años planeando como cogerse a mi mujer y lo peor delante de mí al punto de dejarme su mujer como premio por dejarlo; Juliana, ya medio desnuda, se dio la vuelta, tumbada boca abajo en horizontal, con los brazos del sofá y el abdomen sobre los muslos de él.
-Mira a ver si es igual a como esperabas- Yo me quería morir, Carlos Alberto dirigió sus manos hacia las braguitas negras de Juliana y las fue bajando lentamente, por un momento me miró a los ojos cerciorándose de que no me estaba perdiendo detalle, El culo de Juliana apareció en todo su redondo esplendor.
Yo ya frota más duro la vagina de Yeymy y oía sus gemidos en mi cuello junto con su respiración que estaba a cien por hora, ella de una manera muy hábil había metido una mano suya en mi pantalón y lo había desabotonado sacando mi miembro, pero como a la otra pareja no existíamos, ni nos miraban así que en media de mi crisis de celos y de excitación tenía que disfrutar ese momento al máximo, pues no creo que haya otro.
-Bueno Carlos Alberto, ya me tienes totalmente desnuda frente a ti, ¿por dónde vas a empezar?, soy tuya.- Pensé que el corazón se me salía por la boca. Carlos Alberto me miró y me hizo una leve sonrisa, Una de esas sonrisas que te echaban en la universidad cuando te ganaban el partido; Lo imposible, lo impensable estaba ocurriendo delante de mis narices, bajo los efectos de las bebidas y sin poder mover ni un músculo.
Carlos Alberto puso la mano abierta ...
... sobre el moreno cachete de Juliana, lo acarició suavemente, después el otro, pasó la mano por la espalda y volvió a amasarle el culo, Mientras, ella gemía como una gatita, impaciente por ser devorada; Carlos Alberto se llevó los cuatro dedos de la mano a la boca, como queriendo recoger el sabor de mi esposa antes de tiempo, Después los metió entre los cachetes del culo de ella, queriendo averiguar cómo estaba la temperatura, Para mi vergüenza el gesto que me hizo fue elocuente, decía “ella está MUY excitada”. Carlos Alberto siguió masajeando, con mucho arte todo sea dicho, y ella se retorcía sobre sus piernas, Por los gestos deduje que había explorado en profundidad todo lo explorable… y ese, supuestamente, era mi territorio.
-Date la vuelta Juliana.- Y ella, obedientemente lo hizo. Le temblaban las piernas de placer. Pude ver brillar húmedos sus muslos a la luz del fuego.
-Siéntate sobre mis rodillas- Juliana, con mucho cuidado, apoyó su culo sobre la pierna izquierda de él y le echó la mano por detrás del cuello. Sus pechos nunca me habían parecido más bellos. La derecha de Carlos Alberto siguió el masaje, de un pecho pasaba al otro, los estrujaba, los pellizcaba y ella echaba la cabeza para atrás disfrutando, en su aturdimiento, de aquel momento, En un momento él aprovechó la postura y bajó la cabeza para devorar tan suculento manjar; se lo introdujo en la boca con deleite, los sacaba y paseaba toda la lengua por su blanca piel. Primero uno, luego el otro, y así una ...