CORTOS SEXUALES II - Relatos Eróticos

CORTOS SEXUALES II

... retira,no sin antes recomendarle que extreme sus cuidados con sus pertenencias ante mís "habilidades".La vergüenza es mayúscula.Siento la mirada de todo el mundo puesta sobre mí.Decido volver a mí asiento, mientras,el acusador recupera su asiento n°34.De a poco empiezo a entender la enormidad de mí situación.Estoy a horas de ir presa.
Las sombras de la noche ganan el interior del micro.Tan negras como mí futuro._
Empiezo a llorar en silencio.Las lágrimas bajan abundantes por mis mejillas y hago lo único que me sale.:"Señor,no soy una ladrona Yo,jamás toqué su billetera.
No puedo explicar cómo apareció en mí bolso.Pero,nunca la hubiera robado"._
En la penumbra me parece ver qué sus duras facciones,tal vez,se suavizan.
:"Señor,por favor no me denuncie.Mis padres se van a morir de vergüenza".
En un gesto,que me parece paternal,
cruza su brazo por sobre mis hombros.
De alguna manera,este gesto,alimenta mí esperanza de que no me denuncie._
:"Tal vez,podamos arreglar esto sin que intervenga la policía".Mí corazón se agita al oir esas palabras,pero,casi se detiene cuando su mano se apoya en mí rodilla.Mi pollera del colegio que me pareciera comoda para viajar se me antoja la peor prenda que hubiera podido elegir.Su mano se siente grande,ancha, caliente.Sus dedos empiezan a subir por mis piernas.:"iiNnoo,nooo, señor.Retire su mano de ahí"Y tomo su mano de mí hombro y la despego.Tambien retiro,con brusquedad,la mano que empezaba a trepar por debajo de mí falda.El se ...

... reacomoda en su asiento.Se endereza y llama a la azafata:"Señorita,tal vez me duerma.Le encargo que llegados a la terminal se ocupe de que no se escape.
Esta gente merece estar presa".La azafata asiente y lo tranquiliza diciéndole que en la propia terminal hay calabozos para situaciones como esta y se retira.Pasan,apenas,unos minutos.En la obscuridad,mí temblorosa mano ubica la ancha mano y la ubica en mis rodillas. El vuelve a cruzar su brazo por sobre mis hombros y su mano desciende
apretando uno de mis pechos.La presión me causa un poco de dolor.Pero,de manera, inexplicable, también,siento otra sensación que no puedo descifrar.Sus dedos caminan por mí entrepierna.Las junto,las aprieto quedando su mano aprisionada entre mis muslos.Su voz,pegada a mis oídos,jamás podré olvidarla.Suena ronca,pastoza,pesada.
:"iiAbrilas.Abri las piernas!!".La orden me suena cargada de obscenidad,pero,una celda con barrotes aparecen en mí mente.Mis muslos ceden la presión,se separan y siento como sus dedos continúan su camino.En la medida que se acercan a mí vértice,el pánico empieza a apoderarse de mí.Al final sus dedos rozan el algodón de mí prenda íntima.Sus dedos por sobre mí hombro han escarbado mí blusa y se cierran sobre mí, naciente, pezón.Lo aprietan,lo amasan.Siento como un calor indescifrable va  ganando todo mí cuerpo.El rojo de mis mejillas, aunque no lo vea,es evidente.Culpo al miedo,al terror que me produce sus dedos deslizando el algodón que,apenas,cubre mí vergüenza.Al recorrer mí ...