1. Mi hermana Julia - 4 -


    Fecha: 26/01/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... profe. ¿Lo sigues haciendo? - Tanto como antes, no. De vez en cuando, en alguna fiesta, pero poco. En tres años no he llegado a casa nunca borracha. - Pues me alegro mucho, Julia. Cuentan por ahí de crías que cada fin de semana se las agarran de aúpa. Y tan jóvenes o más que yo. - Ya lo sé, Luisito. Yo no tengo ese problema. Dejamos ahí la conversación y mientras Julia preparaba una ensalada yo salí a tirar al contenedor la bolsa de la basura. Era lo único que nos quedaba por hacer. Junto a la ensalada nos calentamos una pizza en el microondas; lo acompañamos con cola y algo de fruta y a las tres de la tarde estábamos cada uno en su habitación, echándonos una buena siesta. Toda esa semana transcurrió sin pena ni gloria. Yo estaba aún sobrecogido por la historia que me confesó Julia. ¡Haberse quedado embarazada unos meses antes de los 15! ¡Quién se lo iba a suponer! Pero, bueno, Julia empezaba a ser para mí una caja de sorpresas. Y las que me quedaban. No se me ocurrió sacar a relucir nada de lo que pasó con Mónica en la playa. A lo mejor Mónica no se lo había contado a Julia y yo no quería ser el que lo destapase todo. En ese tema decidí mantenerme completamente al margen. Si alguien tenía que sacarlo que fueran Mónica o Julia. Y mira que tenía ganas de contarle a mi hermana que, aunque fuera de noche y con poca luz, ya había visto unas tetas y un coño. Pero me aguanté y no abrí el pico para nada. Julio comenzó y nuestros hábitos cambiaron algo. Por las mañanas en casa ...
    ... hacíamos nuestros trabajos domésticos y por la tarde salíamos con las pandas respectivas. Yo con mi grupo de gente que se iba disgregando poco a poco. Había alguno, más espabilado que yo, que ya empezaba a buscar algo de intimidad con alguna chica, y nos quedábamos un tanto descolgados los que no rascábamos bola. Julia, con Manolo, ya no frecuentaba el parque. Tenía ya otra edad y su lugar lo ocupaban las nuevas parejitas que se formaban, o lo intentaban. No sé dónde se metería Julia, pero llegaba a casa a la hora puntual, más o menos, pero sin que significara pasarse de la raya. Yo la observaba muy atentamente, intentando detectar algún signo de que hubiera bebido. Aquella mañana que me contó el aborto me dejó el impacto de saber que Julia había bebido con exceso cuando era muy jovencita. Pero todos los días la veía llegar tan fresca como siempre. Decidí no buscar tres pies al gato. Después de aquella sesión masturbatoria en el baño, de hacía ya dos semanas, -hay que ver cómo pasa el tiempo-, Julia siguió ofreciéndome todas las mañana sus braguitas calientes y mojadas. Estaba claro que ella se masturbaba siempre antes de dármelas y que el hecho de que Julia supiera lo que yo haría luego con ellas, la ponía cachondísima. Para mí era realmente estupendo despertar cada mañana con la seguridad de que podría hacerme una estupenda paja con las bragas de mi hermana, que ella misma me entregaría recién humedecidas con su flujo vaginal, tras la paja que acababa de hacerse. Entre nosotros ...
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