1. Chantaje a nuestra maestra de escuela


    Fecha: 28/01/2018, Categorías: Incesto Autor: xxc, Fuente: CuentoRelatos

    ... dos o tres películas porno que había visto hasta entonces.
    
    Pero lo máximo que pude hacer con ella, en ese entonces, fue rozarle las nalgas. En una ocasión, donde casi todo el curso la rodeó para que le corrija unos ejercicios, yo me había acercado por atrás, y con las manos en los bolsillos, aprovechando el anonimato en medio del tumulto, la toqué, recorriendo sus formas duras. Ella no se dio cuenta, o fingió no hacerlo.
    
    Esa noche le dediqué tres pajas.
    
    Juan era el que más obsesionado estaba con ella. Le gustaba asegurar que, si la tuviera en bolas frente a él, la chuparía toda, y después se la cogería. Y siempre estaba inventando planes inverosímiles para acostarse con ella.
    
    - ¿Y si le ofrecemos plata? – propuso una vez, entusiasmado. – ahorramos unos meses, juntamos la guita de los cuatro, y le preguntamos si no se acostaría por plata.
    
    - Callate gordo fantasioso. – lo censuraba marcos, que era el más maduro y razonable de todos.
    
    - ¿y si la seguimos al baño, le damos una trompada y nos la cogemos? – dijo Juan, en otra ocasión, entre susurros, cuando, en la clase de geografía veíamos a la seño Vane caminar por el corredor. Ese día estaba especialmente hermosa, con una pollerita bien corta, y medias. Era sorprendente la manera sensual en que solía ir vestida, si no fuera por el guardapolvo, nadie sospecharía que era maestra.
    
    - No digas idioteces. – amonestó de nuevo Marcos.
    
    - Si, callate salame. – secundó Rodri, y yo sólo reí.
    
    No es que a Marcos no ...
    ... le gustara la seño. Estaba tan caliente como todos nosotros, sólo que él pensaba de manera más realista, y se rompía la cabeza maquinando la manera de conquistar a semejante hembra. Por eso se indignaba cuando Juan compartía sus ideas absurdas. Sin embargo, años después, esta manera de pensar sería el puntapié inicial que nos ayudaría a cumplir nuestras fantasías.
    
    Rodrigo, por su parte, era el más fachero del grupo: alto, rubio, carismático. Ya tenía varias noviecitas, pero aun así estaba loco por la seño. Quería saber lo que era estar con una adulta.
    
    Los años pasaron. Y seguimos en la misma escuela, y cada tanto íbamos a visitar a la seño a las aulas del otro turno, cuando terminábamos la clase de educación física. Conmigo era bastante cariñosa, porque yo era tímido y serio. Solía salir al pasillo mientras dejaba a sus alumnos haciendo ejercicios. Me abrazaba por el hombro mientras conversaba con nosotros, ante la mirada envidiosa de mis amigos. Yo le rodeaba la cintura con mi brazo, y bajaba un poco, sintiendo el comienzo de las voluptuosas nalgas. Sentía su perfume, rozaba su cabello castaño con mi cara, mientras ella hablaba y hablaba, moviendo los labios pintados. Era la más hermosa de todas.
    
    Luego, en el polimodal, cada cual fue a una escuela diferente. Cada uno de nosotros vivió sus propias experiencias. Aparecieron nuevas mujeres que rompieron nuestras cabezas, y nuestros corazones. Pero siempre, en algún lugar de nuestra memoria, aparecía, intacta, la seño ...
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