Masquerade
Fecha: 07/07/2017,
Categorías:
Anal
Autor: solotulosabes, Fuente: CuentoRelatos
... mujer guapísima.
- Si es el, disimula llevo unos meses trabajando para con él, ahora no tengo ganas de hablar entablar una conversación.
- Demasiado tarde, colega. Nos ha visto y viene directo hacia nosotros.
Ahí estaba Gustavo, uno de mis principales clientes, un poco pijo pero un buen tipo. Ya llevaba seis meses trabajando para el en el lanzamiento de un nuevo producto, casi el mismo tiempo que llevábamos follando como bestias su mujer y yo. En más de una ocasión, había conversado con él por teléfono, a la vez que los labios de Alba me llevaban al límite jugando con mi polla. No podía evitar recordar sus grandes ojos marrones con los que me mira siempre que me hace una mamada.
- ¡Como está esto de gente!, ¿Qué tal hombre?
- Aquí con unos amigos tomando unas copas, si un poco agobiante hoy con tanta gente en todos lados.
- Demasiada, aunque es lo que esperaba siendo sábado de carnaval. Mucha gente que no suele salir, ya sabes, sale en días como hoy.
- Si es cierto, estuve a punto de quedarme en casa, pero estos insistieron y decidí salir aunque no creo que aguante mucho.
- Ves yo, hoy tengo ganas de fiesta. Alba tenía que ir a cenar con unas clientas de su despacho que venían de Madrid, y me dio carta blanca, así que tendré que aprovechar. Que suerte tenéis los solteros, que cantidad de mujeres hay en día por las noches.
Asentí con la cabeza, con esa sonrisa corporativa que tenemos los hombres cuando hablamos de copas y mujeres. Siempre vinculamos ...
... noche y ligoteo, cuando no tiene por qué ser así, yo siempre he ligado más por el día que por la noche. Ligar por la noche es agotador, por un lado las amigas, una barrera a veces difícil de superar si tus amigos les aburren, y por otro lado, la lógica actitud defensiva de las mujeres de quien se ve objetivo de gran parte de los hombres que salen por la noches.
Gustavo saludo a Antonio y Julián, a los que recordaba de la fiesta de cumpleaños del Juan del pasado verano, enseguida congeniaron, tanto, que poco después, nuestra camarera con su disfraz de gata estaba sirviendo una tercera ronda de copas.
Mientras Gustavo y mis amigos hablaban de los tiempos de la adolescencia y sus locuras, yo no podía evitar recordar de alguno de los momentos más morbosos vividos con Alba. Ya había tenido alguna aventura con mujeres casadas pero en ninguna de ellas, el marido había jugado un papel fundamental en nuestros juegos morbosos. Creo que ambos habíamos decido dejarnos llevar, desde el primer momento, por nuestros deseos más perversos. Convirtiendo así nuestros encuentros, un cóctel lujurioso que desafiaba las normas sociales entre mujer, marido y amante.
Debían ser las 2 de la mañana y seguía entrado gente, el espacio se había reducido todavía más. Los disfraces seguían brillando por su ausencia, salvo una pequeña parte la mayoría vestíamos como un fin de semana cualquiera.
De pronto me fije que cerca nuestra había un grupo de 3 mujeres, vestidas de cortesanas venecianas que ...