Entrega total (capítulo 2)
Fecha: 31/01/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos
... vez, y fue al estilo perrito, pero ni siquiera se corrió: tenía las cartucheras vacías. Quería follarla cómo Dios manda, cara a cara en la posición del misionero. Quería ver las reacciones de Marta cuándo la metiera la polla en el chocho y la apretara a tope.
—Muy bien, ahora coge este documento y quiero que lo leas en voz alta y muy despacio.
Marta empezó a leer y cada vez que terminaba un apartado, Paco la preguntaba si lo había entendido y la respuesta era siempre la misma: sí amo.
—Esta es la última oportunidad que tienes de salir por esa puerta y regresar a tu casa, —dijo cuándo termino de leer—. Solo tienes que reusar a firmar este documento. ¿Qué vas a hacer?
—Voy a firmar amo.
—¿Estás segura? Ten en cuenta que no hay vuelta atrás.
—Estoy segura amo, —la entregó un bolígrafo y firmó.
—Muy bien, te aseguro que no te vas a arrepentir. ¿Tienes hambre?
—Si amo.
—No cocines hoy. Pide algo al chino, o al japo, o lo que quieras: hay teléfonos en la puerta del frigorífico. Luego abre una botella de vino de las que están en la parte baja del botellero, —Marta se levantó rápidamente a cumplir la misión mientras Paco nuevamente se sentaba en el ordenador.
Se había dado cuenta de que a alguien cómo Marta no podía estar dándola caña permanentemente solo con la polla: necesitaba ayuda electrónica. Empezó a visitar páginas especializadas y descubrió un mundo que desconocía totalmente. Decidió tomárselo con calma porque había un montón de aparatos y un ...
... montón de especialidades. Hizo un pedido básico a una que entregaba en veinticuatro horas: un juego de plug de distinto tamaño, un estimulador de bola, un juego de vibradores, un bote de lubricante, un kit básico de bondage y tres vestiditos muy sexis que no se había resistido a pedir.
Mientras hacia el pedido y esperaban la llegada del chino, o lo que fuera, Marta había abierto una botella y le había servido una copa antes de acurrucarse otra vez a sus pies.
—¿Te gusta el vino?
—Si amo.
—Toma, bebe un poco, —Marta se incorporó y Paco la dio a beber de su copa. Después, volvió a acurrucarse a sus pies.
Media hora después, llegó el japo y estuvieron comiendo. Paco la dejó servirse una copa de vino.
Cuándo terminaron, Marta recogió la mesa y volvió a acurrucarse a sus pies mientras su amo seguía visitando páginas e iba de descubrimiento en descubrimiento. Se le ocurrieron un montón de ideas y algunas, incluso le dieron miedo. Estaba saliendo su lado más salvaje y depravado y tenía la oportunidad de aplicarlas en una mujer que sin lugar a dudas estaba mal de la cabeza, pero ¿qué le importaba a él eso?, indudablemente nada: si quería sufrir, sufrimiento no la iba a faltar.
Bajó la mano, y agarrándola por el pelo y la hizo incorporarse hasta que quedo de rodillas entre sus piernas. Empezó a abofetearla una y otra vez, de un lado y de otro, en ambas mejillas, sin venir a cuento, solo porque le apetecía. Instintivamente intentó protegerse con las manos, pero Paco ...