1. Por TRATAMIENTO


    Fecha: 04/02/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tengo 38 años de edad, casada con un bello hombre de 42 años, responsable y amoroso con la familia. Me llamo Liliana y me siento feliz sexualmente por tener 3 a 4 relaciones por semana con mi marido. Mi cuerpo y mente siempre están dispuestos a dar rienda suelta a mis deseos en las diferentes posiciones. Mi cuerpo es bien formado al extremo que los hombres en la calle se sienten atraídos por mi caminar y miro que logran excitarse cuando me encuentro en reuniones.
    
    Sucedió que tenía un terrible dolor de cadera y acudí donde un profesional médico que me recomendó una amiga, me impresiono mucho al ingresar al consultorio el orden y limpieza, tenía puesto un mandil impecable y su contextura de una persona mayor. Muy educado, gentil en su trato, luego de explicarle lo que me sucedía, me pido que me desvista manteniendo mi ropa interior y me entrego una batona desechable con la apertura para atrás de mi cuerpo. Me acosté en la mesa de exámenes y el medico con unas manos muy delicadas presionaba lateralmente por mi columna completamente sintiendo un dolor agudo que me hizo gemir, al llegar a mis glúteos me pidió que me baje mi panty un poco. Levantando mi cadera me retire totalmente, exponiendo mi vulva totalmente a la vista del médico. Presiono en la mitad de mis glúteos sintiendo un fuerte dolor, al presionar mis muslos igualmente el dolor era insoportable, luego presiono en mis pantorrillas siendo el dolor intenso. Lo que permitía que mueva mi cadera involuntariamente. Me ...
    ... pidió que gire y me ponga boca arriba con las piernas separadas. Presiono mis muslos y el dolor fue tan intenso que di un fuerte gemido. Luego me pidió que separe mis piernas, asi lo hice dejando que vea mis labios vaginales que la tenía húmeda. Presiono suavemente entre las ingles llegando a rozar los labios vaginales levemente y el dolor se mantenía intensamente. Mi cuerpo lo mantenía caliente y mi mente comenzó a sentir el deseo de sentir la verga de mi marido en mi chuchita. El medico salió de la habitación indicándome que realizaría pedidos de exámenes de rayos x y un eco; y, comencé a estimular mi clítoris suavemente abriendo totalmente mis piernas y subiendo mi cadera, mientras un olor característico sensual y sexual inundo la consulta. MI olor de mujer excitada y lista para recibir una buena verga inundo mi mente.
    
    Al ingresar el medico con las ordenes de laboratorio, me miro profundamente, sereno y me tomo de la mano diciéndome que no tenga recelo y permita que mi cuerpo y mente funcionen sin restricciones. Su mirada penetro y taladro mi cerebro permitiendo que mi mano toque suavemente su verga dura que la tenía sobre el pantalón. Cerré los ojos y me senté en la mesa de exámenes abriendo mis piernas, mientras bajo el cierre tomando con mi mano una descomunal verga dura, gorda y larga. Mis sentidos se alocaron inmediatamente arrodillándome para dar una mamada a tan hermosa verga, que la chupaba como un helado, saboreando su sabor varonil de macho. Le separe el mandil y ...
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