Fresita, la Lagarta, la Bicha y yo
Fecha: 07/02/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... mis dedos hicieron que me corriera como un río. ¿Quién fue el primer hombre que la hizo correrse, y expláyese un poco?
-Mi padre. Lo encontré a él y a la Bernarda jodiendo en el pajar. La Bernarda, como sabes está casada con Juan, el guardia civil. Al día siguiente, estando solos en la cocina de nuestra casa, le dije que o me hacía sentir lo que era correrse o le iban a dar de hostias hasta en el carnet de identidad, si no le metían una bala en la cabeza. Creo que mi padre me tenía ganas, ya que lejos de molestarle mi chantaje, me subió a la mesa de la cocina, me quitó las bragas y fue a tiro fijo. Me comió el coño hasta que me corrí por primera vez. Después me metió la polla en la boca y me dijo que se la mamase. Yo ya se la mamara a Pirri. Mi padre se dio cuenta de que lo que le hacía ya lo hiciera antes. Me preguntó si aún era virgen y le dije que sí. Me preguntó si me dieran por culo, y le dije que un poquito, aunque Pirri ya me diera un muy mucho. Cogió una botella de aceite de oliva. Nos fuimos para mi cama. Allí me mandó poner a cuatro patas sobre la cama. Se untó la polla con el aceite y untó mi ojo del culo. Cuando me la metió en el ojete, supe que no había comparación con lo que me hacía Pirri. Mi padre siguió metiendo y sacando y echando aceite hasta que notó que me iba a correr de nuevo. Puso la palma de su mano sobre mi coño, que estaba empapadito, frotó, frotó y frotó, y cuando me volví a correr me llenó el culo de leche.
Pili, lo vio como algo ...
... normal.
-Lo buscó y lo encontró.
La señora Gloria, al no escandalizarse, le preguntó:
-¿Algún incesto por tu parte, si lo hay expláyate también?
-Sí que lo hay. Una noche, hace un mes y algo, llegó mi padre borracho a casa. Mi madre discutió con él y se fue para casa de mi abuela... Mi padre se echó a dormir la borrachera en la cama por encima de la colcha. Hice lo que le hacía mi madre cuando estaba así. Le quité los zapatos, la camisa y el pantalón. De su calzoncillo salió el cabezón de una tranca, decaída, más que decaída, muerta. Aun así, yo no era capaz de quitar la vista de ella. Le bajé un poquitín el calzoncillo y le vi los cojones y la tranca entera. Sentí que mi almeja me mojaba las bragas. Le cogí la tranca con la mano para saber que se sentía y me estremecí. Ganas me dieron de menearla para ver si se levantaba, pero mi padre se podía despertar, y a saber lo que pasaría. Le subí el calzoncillo. Me fui para mi habitación y me puse a pensar. ¿Cómo sería la tranca de tiesa? Si era así de grande y gorda estando dormida, de tiesa debía ser enorme. Luché conmigo misma para no hacerme una paja, pero me vencieron las ganas. Me dije a mi misma que si iba a pecar, pecaría bien. Me desnudé totalmente. Acariciando mis tetas, con la luz encendida, cerré los ojos. Vi aquella polla tiesa y gorda. El agujero de la punta me besaba un pezón, luego el otro. Mi almeja ya estaba empapada. Metí un dedo. No, así no era. Aquella picha tenía que entrar más apretada. Por primera vez metí ...