1. Soy una mala madre


    Fecha: 09/02/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... acomodarse detrás de mi hija y apoyar la cabeza de su polla en el ojete virgen de mi hija, como la tomaba de sus pequeñas caderas y empezaba a hacer fuerza para meterle la polla, sentí el grito de dolor de mi hija cuando la cabeza de la polla de Eduardo había empezado a entrarle en el culo a mi hija, como mi hija lloraba por el dolor que le causaba esa polla rompiendo su culo, eso me excitaba tremendamente, yo no paraba de tocarme el coño, disfrutaba viendo como Eduardo le estaba rompiendo el culo, como mi hija entre lagrimas suplicaba que no mas, que le estaba haciendo mucho daño, mientras la polla de Eduardo iba desapareciendo toda dentro del culo de María, "Luisa, acariciale la concha a tu hija también", me dijo sacándome de ese estado casi hipnótico en el que estaba. Me puse a cariciar el coño de mi hija para que se excite y no sufra tanto, pero ella lloraba a los gritos con la monstruosa polla destrozando su pequeño ojete, "ya no quiero, ya no quiero", gritaba desesperada mi hija por el dolor, hasta que Eduardo se la saco, dejando el ojete de mi hija ensangrentado y muy abierto, "lameselo, chupale el ojete así ...
    ... deja de llorar", me dijo y cuando yo le lamía el ojete a María, Eduardo se acomodó detrás mio y me la hizo entrar toda a mi en mi culo, yo di un suspiro de placer y agache mas mi cuerpo sacando mi culo mas hacia fuera para que Eduardo lo pueda follar con mas facilidad, mientras yo trataba de calmar a mi hija chupando su mal trecho ojete. Eduardo empezó a meterla y sacarla con fuerza de mi ojete, hasta que dándome un pollazo mas fuerte y haciendo que me entre toda lo mas adentro que pudo, sentí como se corría dentro de mi culo, llenándolo de leche, sentía los chorros dentro mio, sentía mi boca en el ojete de mi hija, me sentía morir de placer, mientras mi hija casi había dejado de llorar, Eduardo me la metía y la sacaba de dentro de mi culo como un loco, vaciando sus huevos y llenando mis intestinos con su leche. Mi hija ya no lloraba, yo estaba exhausta, satisfecha, pero me sentía rara, sabiendo que deje follar a mi hija de diez años delante mio y mi hija vio como me follaban a mi, me pare derecha, sintiendo como la leche de Eduardo se escurría por mis piernas y pensando que que clase de madre soy, si soy una mala madre. 
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