1. Cartas a mi esposo


    Fecha: 10/02/2018, Categorías: Incesto Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... esfuerzo, mientras pajeaba su tronco, luego pude coordinar mis movimientos, metiendo la punta en mi boca cuando movía mi mano hacia ella y sacándola cuando hacia el movimiento contrario.
    
    Pero él no se contentó con eso. Tomó mi pelo como si llevase dos trenzas y empezó a tirar para que me entrase más trozo. Casi no podía con las arcadas y el dolor en las comisuras de mis labios.
    
    No paró hasta que la punta hizo tope en mi garganta. No podía respirar. Me dio un ataque de nervios y empecé a hacer movimientos bruscos hasta que me tuvo que soltar porque le debí hacer daño en esa cosa.
    
    Caí al suelo y se puso a darme patadas e insultarme, volvió a tomarme del pelo con una mano para levantarme y a abofetearme con la otra. Entre golpes e insultos, me llevó hasta la puerta y me echó fuera, tirándome al suelo de nuevo y cerrando después.
    
    No sé cuánto rato estuve llorando, pero fue mucho. Cuando me calmé, me puse a llamar al timbre y a pedirle que abriese, mientras le recordaba que esa era nuestra casa. De repente, abrió la puerta de nuevo y volvió a agarrarme del pelo, tirando para que entrase y cerrar la puerta.
    
    Nuevamente me abofeteó, al tiempo que me insultaba a gritos y me decía que en esta casa se hacía lo que él decía, que a partir de ahora era suya y que si no me gustaba que saliese por la puerta en ese momento con lo puesto y me olvidase de todo.
    
    Ahora sé que debía haberme ido en entonces y buscado ayuda, pero no sabía qué hacer. Verme en la calle, sin familia, ...
    ... sin casa, sin saber a dónde ir… Opté por callarme y él lo tomó como una aceptación. Para confirmarlo, me dijo:
    
    -Desnúdate.
    
    -¿Cómo?
    
    Me dio una nueva bofetada que no me tiró al suelo porque tiraba de mi pelo y no me pude cubrir porque mis manos estaban sujetando la suya para que no me hiciese tanto daño.
    
    -¿Es que eres sorda? Que te desnudes, maldita puta. No quiero que lleves nada encima cuando estemos en casa. Desde ahora eres mi puta y como se te ocurra hacer cualquier tontería, lo de hoy te parecerán caricias.
    
    No me quedó más remedio que quitarme el vestido que llevo para estar por casa que por lo menos, sirvió para que soltase mi pelo cuando lo tuve que sacar por la cabeza. Me quedé con mi braguita blanca de algodón y mi sujetador color carne, que a ti no te gusta, pero que me siento muy cómoda con él.
    
    Levantó la mano para pegarme otra vez, pero entendí lo que quería y me quité la braguita, poniéndome de lado para apoyarme y ocultar con ello mi sexo de su vista. Luego me quité el sujetador, tapándome con el brazo los pechos y con la mano mi sexo.
    
    -Ponte de frente y quita deja tus manos colgando a los costados. Quiero verte bien.
    
    Me giré y retiré mis manos, él se acercó más y sopesó mis tetas, emitiendo un gruñido de aprobación. Puso su mano en mi sexo, obligándome a separar mis piernas, y metió un dedo en mi vagina. Me hizo daño porque estaba totalmente seca. Luego me hizo ponerme de espaldas, separar las piernas y doblarme por la cintura. Cuando lo ...
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