1. Cartas a mi esposo


    Fecha: 10/02/2018, Categorías: Incesto Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... contra el fondo.
    
    -Ooooohhhhh. Así me gusta. ¡Qué estrecha eres! Y qué corta. Pero no te preocupes. Pronto aceptarás toda mi polla.
    
    Comenzó a meter y sacar de mi vagina, esa cosa que él llama polla y a incrementar su ritmo. Al principio todo fue dolor, pero poco a poco el dolor disminuyó y pasé a sentir un tremendo placer. Entraba y salía de mí cada vez con más facilidad. Mi vagina cada vez se lubricaba más, sentía como caía en oleadas por mi perineo, coincidiendo con sus envestidas.
    
    Intenté no sucumbir al placer, para no darle el gusto a tu hermano, pero llegó un momento que me fue imposible y el orgasmo me desbordó, corriéndome como nunca antes lo había hecho. Mi grito tuvo que oírse en toda la ciudad.
    
    Pero eso no fue todo, el siguió machacando mi vagina, haciéndome sentir tres orgasmos más, cada uno de ellos más intenso que el anterior. Con el último, me incorporé de un salto colgándome de su cuello. Todavía pude sentir cómo me inundaba su esperma, antes de caer en la inconsciencia.
    
    Cuando me recuperé, me di cuenta de que estaba boca abajo, tenía una almohada bajo mi cuerpo y las piernas separadas. El seguía arrodillado entre ellas, pero se encontraba trabajando sobre mi ano. Tenía metidos dos dedos al tiempo que lamía y lo ensalivaba.
    
    Ya no puedo seguir. Me está llamando para que le haga la mamada de cuando se despierta y si tardo, me pegará. Roberto, tienes que venir a ayudarme. Yo no sé qué hacer.
    
    Perdona la extensión de este correo, pero tenía que ...
    ... contártelo. Mañana seguiré con el resto, aunque sea pasarme de tamaños y cantidad, pero no sabes lo mucho que me está haciendo.
    
    Besos y abrazos
    
    Yolanda
    
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    Mi querido Roberto:
    
    Voy a intentar seguir el relato de ayer, si puedo, pues anoche volvió a encularme con su tremenda polla, que es como quiere que lo diga. Todavía no me he acostumbrado a su tamaño, y no sabes cómo me duele después. Solamente merece la pena por los tremendos orgasmos que me proporciona.
    
    Como te decía ayer, me desperté mientras estaba dilatando mi ano. No sabía para qué hacía algo tan asqueroso. A nosotros nunca se nos había ocurrido, pero me gustaba, y él insistió e insistió hasta que me dio una fuerte palmada en las nalgas, colocó su pene, digo su polla, que es como quiere que la llame, a la entrada de mi ano y empujó y empujó hasta que entró la punta. Le pedí que la sacase, que eso no lo había hecho nunca, que me dolía mucho y que, además, era asqueroso, solamente propio de animales y degenerados, pero él, en lugar de retirarse, metió un trozo más.
    
    Sentía un dolor terrible. Gritaba y daba golpes en la cama sin poder separarme, Me di cuenta de que tenía las manos atadas con prendas que había recogido de mi cajón de ropa interior, Durante un instante, dejé de sentir dolor para pensar en el vibrador que guardaba en ese cajón y que luego vi que se encontraba sobre la mesita de noche
    
    Al terrible dolor, se unió ahora la vergüenza de que hubiese descubierto mi secreto. ...
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