1. Daryl Dixonx Carl Grimes (Pubertad Omega)


    Fecha: 10/07/2017, Categorías: Gays Autor: Magnus1995, Fuente: SexoSinTabues

    ... tenerlo como su omega? Sacudió la cabeza, tragando el nudo que se había formado en su garganta y resistiendo las lágrimas. Pasó el día en la calle, contento de poder dejar la habitación, mientras la casa entera se ventilaba. —¿Cómo te encuentras?—le preguntó su padre por la tarde, preocupado porque no hubiera aparecido a comer. —Bien—respondió secamente—. ¿Sabes. ? —¿Hm? —No, nada—agachó la cabeza y siguió afilando su cuchillo. —Le pedí a Daryl que se marchara—le dijo su padre, sabiendo en lo que estaba pensando el chico. —¡¿Por qué hiciste eso?!—preguntó sobresaltado, apretando el cuchillo en su mano inconscientemente. —Cálmate. Le pedí que se marchara por un par de días para darte algo de espacio para que pudieras despejarte y pensarte lo de que sea tu alfa. Él estuvo de acuerdo y ha decidido irse a una expedición. Carl le miró frunciendo el ceño molesto y se marchó bruscamente. En el fondo entendía por qué lo había hecho, pero aun así no le gustaba. Quería a su alfa cerca de él, lo necesitaba a su lado ahora que su cuerpo y su mente estaban tan inestables. Y se dio cuenta de que solo podía pensar en Daryl como su alfa. Había cuidado muy bien de él durante el celo, enseñándole y mimándolo (a su modo). Y no confiaba en nadie más para cuidar de él si el celo se presentaba en una situación difícil. Tuvo que esperar tres días hasta que Daryl regresó de la expedición. Procuraba mantenerse alejado de la gente porque todos le miraban de forma diferente. Los alfas (los pocos que ...
    ... allí había) parecían hambrientos cuando le observaban, pero ninguno se acercó a él, los chupetones en su cuello servían para alejarlos. Cuando finalmente regresó el cazador, se miraron en la distancia. Carl sintió al momento un hormigueo en su vientre y su entrada comenzó a gotear. Nunca había tenido esa reacción al ver a un alfa, pero no estaba sorprendido, había pasado las últimas noches soñando con lo que habían hecho y despertando con erecciones o con los calzoncillos ya mojados, a veces con semen y otras también con lubricación. Daryl se acercó lentamente con intención de mantener la distancia, pero en cuanto olió la lubricación no pudo contenerse. Agarró al chico del pelo con una mano, le quitó el sombrero y atacó su boca, devorándola con ansia. Había estado conteniendo sus instintos de alfa durante días, todo su ser le decía que tenía que permanecer con el omega, cuidar de él tras el celo, y nunca le había costado tantísimo marcharse a una expedición. Pero ahora iba a tener su recompensa, el omega gemía y se aferraba a él, restregando su cuerpo contra el del alfa. —¿Me has echado de menos?—le preguntó Daryl cuando se quedaron sin aliento. —Sí. —respondió con el rostro ruborizado. Tragó saliva e intentó mantener la compostura para no parecer desesperado—. Daryl, quiero que seas mi alfa, quiero que me marques. —¿Seguro?—preguntó, arqueando una ceja. —¿Vas a hacerme suplicar?—replicó molesto. —¿Por qué no? Estás precioso cuando suplicas. Carl sintió aún más calor en su ...