1. Bienvenida


    Fecha: 25/02/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Quizás no sea bueno generalizar, pero la mayoría de los gays vivimos una etapa donde el webeo y pasarlo bien abunda en nuestras vidas, siempre tiene riesgos, grandes riesgos, pero la calentura y el gusto por los hombres siempre puede más. A algunos les dura toda la vida, a otros una temporada, eso da igual. Yo estaba en esa etapa. Soy joven, a los 24 años vivía fuera de la capital e ir a ella de fiestas y distraerse claramente abre una posibilidad de explorar nuevos cuerpos y bocas deseosas de algún chico de provincia. Me quedé en el departamento de un amigo, ni tan amigo, solo hablábamos por Internet y era la primera vez que nos veíamos en persona. Era altísimo, con mis 1.80 me sentía un pequeño al lado de los 1,90 de él. Con Daniel (así le llamaré, para ocultar su verdadera personalidad promiscua) siempre hubo mucha confianza en el ámbito sexual, nos contábamos todo sin pudor. Sabía que le encantaba el sexo, que una vez había recibido plata por dejarse chupar, que iba a saunas, que tenía juguetes. Yo quería probarlo todo. Amistosamente llegamos a su departamento, regaloneamos como amigos y comenzó mi fin de semana. Partí explorando su cuerpo, su gran cuerpo de 1.90, tez blanca, algo marcado en abdomen, lampiño. Yo me dejé querer, me dejé manosear porque me encanta ser tocado, ver como el otro se excita al mirarme y como disfruta de mi cuerpo. Lo lamía de maravillas, de esos que se lo tragan hasta tocar lo más profundo de la garganta. Mi culo también estaba deseoso, ...
    ... así que me abrí de piernas para que el hiciera de las suyas, mi culo trabajado y lampiño fue un deleite para su boca y más aún cuando sacó un dildo que tenía descuidadamente guardado, como si fuese un artículo de todas sus noches, mi culo sediento se dilató con solo verlo. Me encantan, no tanto como la carne dura de un hombre entrando en mi culo caliente, pero lo disfruto de igual forma. El hombre sabía, preparó mi culo a languetazos y escupitajos, para luego meterme el dildo y con su boca comerse mi sexo caliente y duro. Soy humilde, pero lo tengo rico, unos 19 cm. medianamente grueso, pero con una cabezota que vuelve loco a cualquiera. Si tuviera la flexibilidad para automamarme, no necesitaría un miembro ajeno, me vuelve loco mi propio pene. Él estaba disfrutándolo, lamía mi cabezota como si no lo hubiese hecho en años, le pasaba la lengua sin pudor y succionaba para lograr arrancarme toda mi leche cremosa. Yo no podía más, el placer que recibía por mi culo con ese dildo usado por él muchas veces antes (y quizás por quien más), el placer que me daba su boca lamiendo todo mi cuerpo, comiéndose mis bolas duras y las mordidas que le daba a mis tetillas, me hicieron dispararle todo el semen acumulado en su cara. Él se dejó, le encantaba que corriera mi leche por sus mejillas, su boca, su lengua. Me besó con su cara sucia, me metió la lengua en la boca y ambos disfrutamos mi leche caliente. No follamos, recién había llegado, el finde era largo, las ganas y el morbo también. 
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