NUESTRA MAYOR PERVERSIÓN ES UN SECRETO (Parte 4)
Fecha: 01/03/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: gonzo00, Fuente: RelatosEróticos
Luego tomé el otro consolador, que era más corto y de un solo borde, éste se lo puse entre las piernas apuntando hacía su entrada vaginal, ella acercó su vagina y yo con un par de dedos introduje fácilmente el borde de ese consolador en su entrada vaginal, luego deje que ella hiciera el resto yo solo sostuve el consolador pegado a la alfombra, ella sola se balanceaba sobre el consolador y éste le cabía perfectamente dentro la vagina, entraba y salía de su interior deslizándose con total soltura. Sus jugos vaginales dejaban lustroso el rededor del consolador conforme salía y entraba de su vagina. Esa vagina tan excitante, tan abierta, me dejaba ver como entraba y salía de su orificio aquel consolador y a momentos me permitía ver dentro de su orificio mientras ella montaba sin descanso sobre el objeto en cuestión, del gusto que me causaba la bese en el brazo muy cerca del hombro, ella me miraba sonriente y dirigía sus ojos hacia abajo como invitándome a que siguiera viendo el espectáculo de su vagina clavándose en el consolador. Mi hermana movía el pelo hacia un costado, abría la boca gimiendo y sacudía el culo clavándose el consolador en su vagina, se estremecía y lentamente iba bajando la intensidad de sus penetraciones y ya no movía con tanta intensidad sus nalgas. A lo así su ano empezó a relajarse y comenzaba a salir el consolador que tenía enterrado en su interior, gradualmente se dejaba ver primero el borde, como un tapón que cubría desde adentro su entrada anal y ...
... expulsaba hacia adelante la piel fruncida del borde de su ano. Se ponía a expulsar el consolador de su ano haciendo un poco de fuerza y cuando el borde de aquel consolador se dejó ver completamente fuera, el resto salió resbalando del interior de su ano, con su propio peso ese enorme consolador se deslizo hacia abajo recargándose sobre el otro consolador. Sin embargo, y después del último esfuerzo que hizo se puso a derramar unos finos chorros de pis que fueron a dar sobre los dos consoladores y yo le dije: “Sí, realmente eres una sucia” y luego me quede mirando como ella se sonreía del gusto al escucharme decirle eso.
Ambos consoladores resultaron mojados con sus chorros de pis. Su ano quedo dilatado y le palpitaba, abriéndose y cerrándose como la boca de un pescado. Después de darle unas cuantas palmadas más en las nalgas, volví entre sus piernas y tomando sus labios vaginales entre mis dedos le dije: “¿Por qué no terminas de orinarte?” y removí sus carnosos labios vaginales para excitarla y así se volviera a orinar sobre la alfombra y los consoladores que aún se mantenían bajo su vagina, me había puesto tan próxima a sus genitales que desde ahí podía ver no solo el interior de su vagina, sino también su uretra que parecía dilatada y carnosa, tenía como una corona de piel a su alrededor y se mantenía humedecida por el chorro de pis anterior pero también por su excitación. Comenzaron a salir los chorros de pis que tras dispararse como una cascada iban a perderse encima de la ...