Día de castigo
Fecha: 17/06/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: clarabella, Fuente: CuentoRelatos
Yo era bonita, de una belleza muy latina. Ojos negros muy grandes; pelo crespo, pero no demasiado, boca carnosa, nariz perfecta, delgada de grandes tetas naturales. nalgas bellas pero no muy grandes; conocí a mi amo cuando era joven 18 años en la universidad, era el profesor de historia de 45 años y me fascinaba, él se dio cuenta que me gustaba y rápido me llevo a su casa, hicimos el amor como cualquier pareja, hasta que empezamos a ver la historia de O, y el vio como me excitaba, entonces cambiamos de sitio y nos trasladamos a un pueblo cercano, me prohibió seguir asistiendo a la Universidad y me convertí en su pareja, lo primero que hizo fue comprarme ropa muy sexi y encerrarme, luego me operó mis nalgas para que quedaran bien grandes; me hizo el anillado y el branding (marcas y señales practicadas por medio del fuego) con su inicial A de Arturo en cada uno de en mis pechos esto realmente fue doloroso: y cuando ya pase el postoperatorio, supe lo que sería mi vida.
Me levantaba a las 5 am para arreglarme. maquillarme como a él le gustaba y prepararle el desayuno, llevárselo a su cama, era un desayuno descomunal para que dejara el sobrado, que él me lo tiraba en los platos para perros que él me había comprado, y disfrutaba como yo, me dirigía allí casi desnuda solo con una tanguita, en cuatro patas para comer, cuando acababa o ya había comido buena parte, estaba tan excitado que de un tirón me quitaba la tanga y comenzaba a darme nalgadas, luego me hacía arrodillar para ...
... chupar su precioso pene, y él se venía allí en mi boca o me decía que me colocara en cuatro nuevamente para penetrarme por detrás; luego me hacía nuevamente agacharme y con un cepillo de dientes me hacía limpiar por 20 minutos una buena parte de algún cuarto de la gran casa. Nuevamente se excitaba me penetraba y se bañaba y yo lo vestía. Me hacia la lista del trabajo doméstico que debía realizar y se iba a trabajar.
Venía a almorzar lo debía recibir en cuatro, le debía lamer los zapatos y luego quitárselos colocarle las pantuflas y lo mismo le daba un almuerzo muy abundante y el me la daba los sobrados o en el piso o en el plato para perros, cuando me tiraba la sopa al piso como se excitaba, cuando yo lamia hasta dejar totalmente limpio el suelo, yo sentía placer cuando me decía maldita perra, y otros insultos impronunciables. Para que dejara reluciente el lugar donde me había echado la comida colocaba el pie sobre mi nuca; cuando terminaba yo le besaba sus pies, lo calzaba y nuevamente salía a trabajar.
Me ponía a seguir trabajando y dejar la casa reluciente, llegaba a las 7 pm casi siempre; lo recibía arrodillada le quitaba los zapatos le besaba los pies y le colocaba unas chanclas, le gustaba que lo recibiera desnuda, maquillada, perfumada, con el collar de sumisa y con tacones. Le servía la comida poca porque en la noche yo no podía comer nada o solo un bocadillo que él me traía y que yo agradecía besándole las manos.
Me colocaba la correa al collar de sumisa y ...