Diana y Alfredo: Amigos de verdad parte 10.
Fecha: 09/03/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Mis amigos lectores….mis confidentes más secretos.
No sé si culpar a mi marido al haber abierto su boca y haberme confesado su fantasía sexual o culparme a mí, por haber tomado muy en serio sus palabras y haber cedido a un momento!
Después de todo lo que he pasado y que ustedes han tomado su tiempo para leer, en cada uno de mis relatos, donde incluso, describo como he intentado confesarle a mi esposo, que su fantasía, ya es una realidad, he repetido nuevamente mis encuentros con mi amigo, pero cada vez los encuentros se vuelven más morbosos.
Debo decir que en un inicio, no todo era sexo con mi amigo, y nuestros encuentros, aunque distanciados, alimentaban momentos de placer, pero últimamente, nuestros encuentros íntimos, estaban siendo más recurrentes y sentimos que estábamos cayendo en un error, por lo que mi amigo y yo, tomamos la decisión de darnos un espacio. Sin embargo, no era nada fácil, debido a que cada que nos veíamos Alfredo y yo, un hormigueo recorría nuestra piel, y nuestras miradas buscaban una invitación para sugerir un encuentro íntimo.
Todo ese tiempo, mi amigo y yo, tuvimos un trato por demás, de solo amigos. En mi caso, trate de recuperar mi sexualidad con mi esposo aunque su cansancio y falta de respuesta en la intimidad, me hacía sentirme necesitada. Alfredo me confeso que le paso lo mismo, ya que su esposa, al trabajar en otro Estado, le generaba que a su regreso a la Ciudad, llegara cansada y sin más ánimos que los de estar con sus hijos y ...
... descansar.
Fue entonces que ese martes, estando en el trabajo, y Alfredo fuera de la oficina concretando más clientes, me llamó para pasarle un domicilio que estaba anotado en su escritorio, y al estar ahí, encontré una tarjeta de un centro nocturno ubicado en la colonia Lindavista y la tomé para verla y llevarla a mi escritorio. Más tarde llegó Alfredo y después de cerrar pendientes laborales, regrese a mi escritorio y ahí encontré la tarjeta y se la lleve para que la guardara, pero sin decirle nada Alfredo me dijo: -Guárdala Dianita, es que un cliente que me comentó que ojala algún día lo visitara. Guárdala y si se ofrece, me pasas los datos-.
Así paso la semana y el viernes por la mañana, Alfredo me habló cerca de la una de la tarde, para indicarme mis tareas para ese día, y solo me informó que se había encontrado a un cliente, quien lo invitó a ver sus oficinas y después a comer. Debo reconocer que las actividades de Alfredo fuera de la oficina, estaban ayudando mucho, porque nos generaba un distanciamiento, que nos sabían a gloria por el hecho de que las tentaciones se alejaban de ambos.
Estaban ya dando las 2 de la tarde de ese viernes, y estaba por salir por mis hijos a la escuela, cuando mi esposo me llamó, para decirme que acababa de hablar a la escuela y que una de sus hermanas pasaría a recogerlos. Le pregunte el motivo y solo me indicó que quería que ese día nos fuéramos a tomar una copa y disfrutar la noche con algo de música que nos permitiera platicar. ...