1. Las desventuras de Elena (7)


    Fecha: 09/03/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... como espectadora.
    
    Julia también se sintió excitada. Todo sufrimiento de Elena le provocaba un goce muy especial.
    
    La esclava fue la última en darse cuenta lo que iba a ocurrirle, y el miedo inicial fue muy pronto acompañado por una extraña ansiedad. Había descubierto que el castigo aliviaba su sentimiento de culpa por ser una puta. Estaba anhelando que ese hombre la cogiera, y si lo hacía después de darle una buena zurra iba a poder soportar mejor esa contradicción que la atormentaba.
    
    El Sumo Regente apoyó la paleta en las soberbias nalgas de la esclava y comenzó a desplazarla lentamente de un lado al otro, una y otra vez, hasta que en un momento le dijo a Wanda:
    
    -Ponele la mordaza. Ese sedante la tiene medio atontada y sin fuerzas, pero de todas maneras no quiero correr riesgos de que grite y alguien la oiga.
    
    -Sí, señor. –contestó la carcelera y acercándose a Elena con la mordaza le enderezó la cabeza sin delicadeza alguna, la obligó a abrir la boca y con hábiles y rápidos movimientos le metió el ingenioso artefacto metálico, para volver después a ocupar su lugar en el sofá, junto a Julia.
    
    -Ahora sí está lista. –dijo el hombre, que era un apasionado de los azotes y un muy hábil spanker.
    
    Eligió el lado derecho del culo para comenzar y descargó el primer paletazo. La madera, al contacto con la carne, produjo un sonido seco y agudo que hizo temblar de calentura a Wanda y a Julia y le arrancó a Elena un gemido ahogado por la mordaza. El Sumo Regente hizo una ...
    ... breve pausa y volvió a golpear, esta vez a la izquierda. La esclava emitió un sonido gutural y movió sus caderas de un lado al otro, muy dolorida.
    
    Wanda y Julia miraban inclinadas hacia delante, con los brazos sobre sus muslos, muy excitadas.
    
    Con el transcurrir de la paliza las nalgas de Elena se iban coloreando de un rojo cada vez más intenso en toda su amplia superficie, mientras la pobre corcoveaba y sus gemidos de dolor se hacían más fuertes.
    
    El hombre palpó ambas redondeces y sonrió complacido al notarlas calientes.
    
    Wanda y Julia se habían subido las polleras y estaban con una mano en sus conchas, ya mojadísimas.
    
    El Sumo Regente dio un paso atrás, alzó el brazo y pegó otro paletazo que hizo corcovear a Elena nuevamente, aunque sus movimientos se veían notoriamente limitados por esa laxitud en que el sedante la tenía sumida.
    
    Sentía en sus martirizadas nalgas un intenso ardor, como si tuviese brasas encendidas sobre ellas. El hombre hacía largas pausas entre golpe y golpe, para que su víctima experimentara el dolor en toda su intensidad y duración.
    
    Le había dado ya treinta paletazos cuando decidió cambiar el ritmo y empezó a castigarla sin interrupción en una y otra de las nalgas. Elena gemía fuertemente y en un momento intentó desplazarse del sillón al suelo, pero el Sumo Regente al advertirlo, dijo alzando la voz:
    
    -¡Sujétenla!.
    
    Wanda y Julia se abalanzaron al unísono sobre ella y la retuvieron apretada contra el respaldo, mientras notaban que ...
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