De vacaciones
Fecha: 14/03/2018,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Me levanté a media mañana ese día con la intención de ocuparme un poco de la limpieza del departamento que alquilé en la playa, que al salir de vacaciones sola, nadie hacía más que yo. Mientras ordenaba un poco el dormitorio recordé que el baño en general venía funcionando bastante mal; la pileta tenía una pérdida y el inodoro andaba con problemas para cargar agua después de haber sido usado.
Aún sabiendo de antemano lo torpe que soy para el mantenimiento de una casa me fui a fijar si podía hacer algo por arreglarlo, pero como ya sabía, fue inútil. Pensé que lo más práctico sería llamar al tal Sr. Mario (el portero del edificio) para que me diera una solución o para que llamara alguien que lo pueda arreglar, así que después de asegurarme de dejar todo más o menos presentable, fui a ducharme y a cambiarme de ropa, porque la que tenía puesta era para la limpieza y ya estaba medio sucia. Me puse un shortcito de jean apretado y una remerita bordó, de manga larga y ajustadita que debajo del cuello tenía un enorme escote circular hasta pasando la mitad del pecho. Naturalmente, una prenda para usar sin corpiño. Debajo del shortcito tenía una bombachita blanca de encaje y para terminar mis sandalias negras bajitas. Al bajar hasta la puerta lo encontré limpiando la entrada y fu a contarle de la pérdida en el baño y demás.
Me dijo que no me hiciera problemas, que a eso de las dos de la tarde iba a venir para acá con un tal Ramón, que era de su confianza y que era también muy ...
... bueno en plomería y otras cosas.
Volví a mi departamento y después de almorzar me recosté un rato a esperar a que llegaran. Un poco después de las dos escuché el timbre.
Apareció primero Mario, atractivo y juvenil a pesar de rondar los cuarenta y tantos, seguido de otro hombre no tan atractivo, pero de rasgos interesantes que al verme me sonrió educadamente.
Obviamente debía ser Ramón. Tenía el pelo color canela, era de cierta estatura y ojos negros, y parecía de la misma edad que Mario. Los hice pasar, y yendo yo delante los llevé hasta el baño para mostrarles dónde estaba la pérdida y el problema del inodoro.
Estaba por irme a la cocina para que trabajaran tranquilos, pero Mario me dijo que mi presencia ahí no molestaba, que me podía quedar.
Y aprovechando eso, me dediqué a mirarlos con detenimiento. Mario era un poco más alto que yo, y con un físico que no mostraba su verdadera edad. Apenas bronceado y de ojos marrones, tenía un atractivo que noté desde el comienzo.
Con un poco de disimulo empecé a mirar a Ramón. No era muy lindo, pero se notaba que su oficio le había trabajado el cuerpo y parecía muy enérgico. De ojos claros y estatura corriente, ni él ni Mario parecían nada mal para una buena tarde.
Hacía lo posible por disimular algunas miradas, pero no podía resistir mirarles el bulto que llevaban debajo del pantalón cuando Ramón se sentó en la bañera, o cuando Mario se llevaba las manos a la cintura.
No sé si fue idea mía, pero me pareció que de a ...