1. Intercambio de parejas en un bar swinger


    Fecha: 15/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Lyner96, Fuente: CuentoRelatos

    Para darle luces al lector de quien les escribe me describiré un poco, soy una mujer de 20 años, delgada, no muy alta, de piel blanca, cabello castaño y ojos negros y grandes... y sobre todo, muy dispuesta a complacer a mi "amante", quien fuera, al actual, a quien llamaré Miguel, lo conocí hace casi dos años, es mayor que yo y con su experiencia me ha llevado a hacer cosas inimaginables con las que he alcanzado un placer que fácilmente para un opositor del hedonismo se calificaría como ilegal.
    
    Nuestra segunda visita al Bar Swinger fue, por mucho, mejor que la primera en la cual nos ocupamos, yo en especial, de conocer el lugar, el comportamiento de las demás parejas y los límites que yo eventualmente tendría, los cuales, hasta ahora son desconocidos; aquel día llegamos, él, como siempre me resultaba supremamente atractivo y bastaba un roce malintencionado, o no, de su piel con la mía, para que yo estuviera presta a recibir su miembro dentro del mío y sus manos apretando mi cuerpo como siempre me gustó... De camino al bar tuve un suplicio que para mí se hizo eterno, él me provocaba y me llevaba al punto de las súplicas para que por fin me penetrara, sin importar el lugar, solo la satisfacción de un deseo que se hacía incontenible.
    
    Al entrar al bar la vista era espectacular para los dos, parejas extremadamente sexys, y llenas de deseos similares a los nuestros, y tal cual la primera vez, mujeres con curvas capaces de volver loco a cualquier hombre aún en su sano ...
    ... juicio, entramos y sorprendentemente empecé a bailar para él, pero a la vez para cualquier que quisiera verme, de una manera atrevida e insinuante, en poco tiempo logré ponerlo erecto a él como lo deseaba, y allí mismo, rodeada de otras parejas que se limitaban a bailar, me arrodillé, desabroché su bragueta, quité todo y saqué su miembro que sentía que necesitaba mi boca dispuesta a saborearlo una y otra vez, como hacía un tiempo considerable no lo hacíamos juntos empecé a hacer sexo oral como si fuera la vida en ello, con una lengua que se dedicaba a enroscar y acariciar el pene que tantas veces había recibido en mi vagina, dejé entrar toda la verga hasta que sentía que me asfixiaba y podía ver lo excitado que esto lo ponía, mientras lo cual pude sentir un montón de miradas sobre mí, que solo servían para sentirme más en el papel que siempre desempeñé con él, su puta personal, cuando por fin sentí su orgasmo venir puedo decir que al tiempo sentí con mis contracciones en el clítoris, me hacían llegar a ese vacío al que es delicioso caer.
    
    Acto seguido me levanto y lo beso, para que recuerde lo que tuve en mi boca y hasta donde pude hacerlo llegar en unos minutos, me toma salvajemente con una mano de la cintura, siempre muy pequeña, y desliza su otra mano detrás de mis nalgas hasta encontrar el orificio que tanto acostumbraba visitar caliente y húmedo, dispuesta nuevamente a recibir lo que viniese esa noche que apenas comenzaba, subimos por las escaleras y nuevamente estábamos ...
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