Mi chiquita preciosa
Fecha: 17/03/2018,
Categorías:
No Consentido
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... su nombre repetidas veces y, ¡la vi desnuda con un consolador entre las piernas, con su bombacha beige en la muñeca derecha y un encendedor en la otra mano! ¡estaba boca abajo, y ni siquiera sintió pudor de mi presencia! Le di el tubo y cortó. Le pregunté por qué había tanto olor a pasto quemado en el cuarto, y sacó 2 fasos de mariguana de debajo de su almohada. No llegué a protestar siquiera porque el rin del teléfono nos aturdió.
¡basta nena, no me jodas más, me re calentás pero ya fue, andá a cagar boluda, chupále la pija a Rodrigo y no me llames más, tarada!, sentenció indignada y volvió a cortar. Le quité los churros, la tanga, el chiche y el teléfono. Me senté a su lado y le pedí una explicación. Ella sólo dijo:
¿vos creés que son lindas mis tetas pá?, ¡si me vieras caminando por la calle y no sabrías que soy tu hija. Me las mirás? ¿vos creés que puedo calentar a una chica?
Noté que su voz entrecortada mezclaba lujuria, confusión y paranoia por la misma yerba. De igual forma no le respondí.
¡esa bombacha es de nati, la chica que llamó… me tiene re loquita, y hoy me la regaló en el cole!
No podía procesar tamaña confesión. No sabía cómo actuar ni qué decirle. Solo mencioné que en 2 horas baje a cenar, que no olvide su examen de mañana y que se tranquilice.
Mi mente resbaló en una obsesión que desconocía y, apenas llegué a la cocina olí la bombachita que me guardé con tenacidad en un bolsillo y empecé a pajearme cual adolescente inexperto. Era un aroma ...
... dulce, fresco, húmedo aún, repleto de éxtasis femenino y con una textura suave. No acabé porque me sentí un perverso, y al mismo tiempo me lamentaba por no haber bajado también el chiche que brenda seguramente adentró en su sexo. Estaba extrañado y con el pecho como en una comparsa golpeando mis venas.
La cena llegó, y con ella el relato de brenda que bajó en camisón.
¡nati me gusta pa, pero ella prefiere mirarle la pija a los varones… se re babea con mis gomas, y le encanta que la masturbe en el baño del cole… pero siento que juega conmigo; encima tengo fotos de ella con Rodrigo, un pibe de quinto; le re come el pito, y cuando lo hace pone una carita de placer que me da ganas de pegarle!
Forzó una sonrisa y tras ella soltó un liviano sollozo. Bebió dos vasos de agua y prendió la tele. Noté que mi nena era distinta a la chiquilla que se divertía con cosas simples. Hablamos un poco, le dije que tal vez esa chica no define su personalidad o sus gustos, que todavía tienen que crecer y ocuparse por formarse estudiando, que no hay que quemar etapas y un sinfín de elementos más que ella no veía. Era extraño, pues ella y Nati tenían 18 años, y parecían tener dudas demasiado inocentes para estos tiempos.
Yo tampoco podía más que pensar en la erección de mi pija cuando le devolví el calzón de la tal Nati y lo vi olerlo disimuladamente mientras subía las escaleras rumbo a su cuarto, desde donde me hacía jurarle que no hablaría de esto con su madre ni por error.
Esa noche ...