1. Secretos entre Primos (Parte 2)


    Fecha: 19/03/2018, Categorías: Incesto Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues

    ... alguna morbosa invitación. A la hora de la cena, cuando el sol estaba en proceso de caer, se escuchó el ruido de un motor acercándose. Segundos después se oyeron pasos que se detuvieron en la puerta, y todo terminó con un rítmico golpeteo. Un tío abrió la puerta y dejó entrar a Federico y el resto de su familia. Luego de los respectivos saludos, se unieron a los demás en la mesa. Apenas se sentó Federico, Pablo comenzó a conversar con él. Sus risas me sacaban de mis pensamientos a cada rato, por lo que decidí abandonar la mesa y salir de la casa. Caminé unos metros y me recosté en una hamaca que estaba bajo dos árboles de Cerezas. Mi tranquilidad no duró mucho, debido a que mis dos primos decidieron salir a fumar. Desde la distancia lograba verlos aún sonrientes, sólo silenciados cuando el cigarrillo llegaba a sus bocas. Poco a poco una amarga sensación fue subiendo por mi garganta cuando los veía hablar, y pronto me di cuenta que eran celos. ¿Por qué Federico y Pablo se llevaban tan bien? ¿Por qué Pablo no era así conmigo? Se veía tan alegre y amigable con Federico, mientras que conmigo era controlador y morboso. Sacudí la cabeza para espantar esos pensamientos. Me costaba aceptar que me gustaba la atención que Pablo colocaba en mi, y la envidia que me producía que mi relación con él no fuera igual a la que tenía con Federico. Noté que Pablo le susurró algo a Federico en el oído, y a continuación caminaron hacia mi. La cálida sonrisa perfecta de Federico me saludó cuando ...
    ... sólo estaban a unos metros de mi. Él era un año y algunos meses menor que Pablo, por lo que bordeaba los 18 años. Tenía cabello castaño y rizado, piel trigueña y lampiña, labios rojos y gruesos, y unos lindos ojos color aceituna. Unos sexis lunares decoraban su pómulo, dándole una extraña belleza. -Pablo me contó que compartiríamos habitación -dijo sonriente. -Sí -respondí. -El problema es que hay dos camas -continuó Pablo-. Así que uno de nosotros la tendrá que compartir. -Oh, pensé que sería obvio –dije-. Creí que tu se la compartirías, Pablo. -Bueno, verás, estamos en verano y hace demasiado calor como para compartir –dijo-. No te ofendas, Federico, no es nada contra ti. -Lo entiendo -concedió con una sonrisa comprensiva. -Creo que deberá ser al azar, para que sea justo, ¿o no? -preguntó Pablo. -Está bien por mí -respondí, aunque me sentía algo raro con la situación. -Por mi también -señalo Federico. Entonces Pablo sacó una moneda de su bolsillo y la lanzó al aire. -Si sale sello, compartiré la mía, pero si sale cara, compartirás la tuya –me dijo mientras la moneda giraba. Acto seguido, la moneda cayó al suelo y nos acercamos a mirar. -Salió cara -observó Federico-. Tendrás que compartirme tu cama, Jorgito. ¿Estas de acuerdo? -Supongo que sí -respondí nervioso. -Genial. Llevaré mis cosas a la habitación. ¿Me acompañas, Pablo? -Claro –a continuación se alejaron del lugar. No pude quitarme la extraña sensación que me había dejado lo sucedido. Esperé unos minutos y entré a la ...
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