1. Secretos de familia


    Fecha: 21/03/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Chrom, Fuente: CuentoRelatos

    ... entonces un movimiento salvaje, que sería la envidia de cualquier vaquero de rodeo, sintiendo como invadía sus entrañas hasta que finalmente estas fueron regadas con el esperma de Jaime.
    
    —Lléname —dijo entre jadeos.— Lléname con tu corrida. Mi culo es tuyo, solo tuyo. —continuó diciendo mientras disminuía el ritmo de las embestidas para asegurarse de que hasta la última gota de la esencia de su amado terminaba dentro de ella.
    
    —Ya lo veremos. —estas palabras se adueñaron de la mente de Jaime mientras se agarraba con fuerza a las caderas de Miriam forzándola a detenerse.
    
    Jaime no dejaba de darle vueltas a la cabeza. Por qué coño había claudicado? Estaba enamorado de Miriam y si la presentaba a la familia... Todas las familias guardan secretos, todas. Solo que algunos secretos son más oscuros que otros.
    
    Entró en casa cerrando la puerta de un portazo y se dirigió directamente a su habitación. Se le había cerrado el estómago y decidió prescindir de la cena. Se desnudó dejando la ropa tirada por el suelo y se tumbó encima de la cama. Tapándose la cara con la almohada, ahogó un grito de frustración.
    
    —Miriam? —oyó decir desde la entrada de su habitación.
    
    —Miriam. —fue si única respuesta.
    
    Rebeca, su hermana mayor, se sentó en la cama a su lado y, posando la mano en el muslo de Jaime, le preguntó:
    
    —Te apetece hablar?
    
    —No. No me apetece. —sin embargo, continuó hablando.— Por qué coño es todo tan complicado? Por qué coño quiere conoceros?
    
    —Es normal, ...
    ... Jaime. —Respondió Rebeca.— Es lo normal en estos casos.
    
    —Lo sé. Pero en este caso es nuestra familia la que se sale de lo normal.
    
    —Y que vas a hacer? —preguntó Rebeca.— Dejarnos? Largarte y empezar de cero con ella en otra ciudad?
    
    —No negaré que es algo que se me ha pasado por la cabeza.
    
    —No seas tonto. —dijo al tiempo que le golpeaba cariñosamente con el puño en el muslo.— Nos echarías de menos.
    
    —Lo sé.
    
    —Y acabarías volviendo con nosotros
    
    —Eso también lo sé. —dijo Jaime quitándose por fin la almohada de la cara.
    
    —Puedo hacer algo por ti, hermanito? —preguntó Rebeca posando de nuevo la mano en el muslo de Jaime.
    
    —No, gracias. Me apetece estar solo un rato. Te importa?
    
    —Para nada. —contestó Rebeca poniéndose en pie.
    
    Jaime observó a su hermana mientras abandonaba su habitación. Era la sensualidad en persona. Alta, con casi un metro ochenta, y unas tetas de infarto, era la perdición de cualquier hombre. Cuando por fin conseguías separar la vista de sus pechos y alzabas la vista hasta su cara, te encontrabas con unos ojos azules en los que deseas perderte y unos labios carnosos que te invitan a profanarlos a cualquier precio. Verla caminar es el mejor de los poemas. Sus tetas se balancean al ritmo del movimiento de sus caderas y sientes que algo de ti se va con ella. Sus ojos se clavaron en su CULO. Sí, CULO con MAYÚSCULAS. Las horas que pasaba en el gimnasio habían dado un precioso, redondo y duro fruto.
    
    Al pisar el pasillo se detuvo un ...