El piso (III: La cocina es un buen lugar...)
Fecha: 25/03/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Jorge quería hacer algo que le permitiera estar en una situación en la que, si todo seguía su curso normal, él acabaría follando con las dos.
Desde hacía dos semanas no había mantenido relaciones con ninguna de ellas, por un motivo u otro siempre había alguna escusa. Comenzó a pensar que tal vez ellas preferían hacerlo sin él, incluso los últimos días habían cerrado la puerta de su cuarto y sólo podía oír sus gemidos a través de la pared.
El sábado por la mañana Jorge se levantó y vio que estaba solo en casa, una simple nota en la nevera era la explicación : "hemos salido a comprar".
Entonces pensó que esta podía ser su oportunidad y comenzó a idear un plan: Se daría una ducha y esperaría a que llegaran, después saldría del baño con una pequeña toalla como si no supiera que habían llegado.
Si ellas lo deseaban tanto como él, la situación podía acabar con una follada a trío.
Esperó con paciencia una hora hasta que oyó la puerta, entonces entró en el baño y se metió en la ducha.
Nuria y Esther entraron en la cocina y después de dejar las bolsas se sentaron dispuestas a desayunar. La cocina no era excesivamente grande, lo que más abultaba era una gran mesa de madera que normalmente utilizaban para comer. Sobre ella colocaron todo lo necesario para un buen desayuno, café, pan, mermelada....charlaban animadamente cuando vieron entrar a Jorge desnudo y con una pequeña toalla cubriendo sus partes. La toalla era realmente minúscula y aunque la situación no era ...
... normal, ellas no parecieron sorprenderse.
- oh, lo siento. Pensé que estaba solo - dijo Jorge aparentando estar sorprendido de la presencia de sus compañeras.
Nuria miró a Esther que le guiñó un ojo, se levantó y fue hacia Jorge.
- No importa, lo hemos hablado y es el momento ideal..
- ¿Qué habéis hablado? - dijo Jorge sin entender nada.
- Tranquilo, ya has conseguido las piezas que le faltaban a tu colección.- respondió Nuria
Jorge estaba de pie frente a ellas sin entender lo que Nuria decía, aquella situación le empezaba a resultar incómoda, pues ya no era él el que la controlaba sino Nuria que se acercaba peligrosamente (o felizmente).
Ella se colocó frente a él y soltó la toalla que cayó al suelo dejando su pene expuesto a la vista de sus dos compañeras de piso. En otra situación, su polla se hubiera puesto dura solo de sentir como el aire la rozaba teniendo a dos preciosidades como aquellas delante, pero los nervios de ser el cazador cazado no se lo permitieron, de manera, que ahora colgaba flácida entre sus piernas.
Nuria cogió un frasco de mermelada que había en la mesa y arrodillándose delante de él cogió su pene con suavidad derramando sobre él la fría mermelada que chorreó a lo largo.
Entonces y sin mediar palabra se lo metió en la boca. Jorge sintió perder el conocimiento cuando notó el cambio de temperatura. La boca era caliente frente a la frialdad de la mermelada mientras que la lengua que le acariciaba la punta de su capullo era húmeda y ...