1. Menuda forma de empezar la jornada


    Fecha: 10/04/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... iniciado charla con la pelirroja. Tras las presentaciones, y el intercambio de información acerca de la carrera y la facultada donde cursábamos nuestros estudios cada uno, el tren volvió a parar.
    
    -¡Otra vez! Ya verás como a pesar de estar ya hasta los topes, la gente intenta entrar, dije yo
    
    -¡Mejor, mejor!, dijo ella, sin que yo en ese instante entendiera porqué decía eso.
    
    Dicho y hecho. Más gente, más gritos, discusiones, empujones Erika y yo cada vez más cerca.
    
    -¿Ves por qué decía yo que mejor, mejor?, me preguntó
    
    -Si, sí, me doy cuenta, jajajajajajajajajaaja, respondí yo
    
    Entonces, sin mediar más palabrabas, Erika bajó su mano izquierda hacia mi bragueta. Desabrochó los cuatro botones de mi vaquero e introdujo sus dedos entre mi pantalón y mi boxer. Me quedé mudo por la impresión. Por un lado, mi abrigo y mis libros y su carpeta nos cubría y por el otro, era tal el volumen de gente, que nadie se iba a dar cuenta.
    
    -Veo que te ha alegrado conocerme!, dijo con una sonrisa pícara dibujada en su rostro
    
    -Mucho. No te imaginas cuanto, agregué yo.
    
    Sin más preámbulos, desabrochó con maestría con los dos botones de mi boxer y extrajo mi pedazo de carne que a esas alturas y merced a la suave y cálida mano de Erika y a lo morboso de la situación, había adquirido un tamaño considerable. Una vez fuera, Erika se mojó tres dedos de su mano izquierda con su saliva y me pasó los dedos por el frenillo y el capullo. Yo sólo la miraba. No decía nada y la dejaba ...
    ... hacer.
    
    Después, Erika rodeó toda mi polla con su mano y empezó a subir y bajar lentamente por ella.
    
    -¡Me quedan tres paradas!, le susurré al oído.
    
    -Ok, dijo ella.
    
    Entonces, aceleró el ritmo. Nadie nos veía. Yo intentaba disimular como podía la extraordinaria excitación y el enorme placer que me estaba haciendo sentir la paja que me estaba practicando Erika. Cuando estaba a punto, la avisé.
    
    -¡Espera, no te corras aún!, me dijo.
    
    Noté como me soltó la polla y pensé que cogería algún pañuelo de papel para no mancharnos. Y cuál fue mi sorpresa, cuando vuelvo a notar otra su mano sobre mi polla y noto como la dirige hacia su bragueta. ¡Se había desabrochado su vaquero, se lo había bajado un poco y había bajado también su braguita, lo suficiente para que mi polla pudiera quedar situada entre su coño y la tela de su braga! Y así, continuó con la paja.
    
    -¡Córrete, José! ¡Échame tu leche calentita ahí, que quiero notar durante todo el día tu esencia!, me dijo
    
    Esas palabras, la extraordinaria paja, el sitio donde estábamos y esa última acción, hicieron que me corriera rápido.
    
    -¡Yaaaaaaaa!, fue lo único que pude decir mientras apoyaba mi cabeza en su hombro y de mi salían cuatro o cinco chorros potentes de semen que impactaron sobre el monte de venus y la rajita de Erika.
    
    Se abrochó y se colocó la ropa. Hizo lo mismo conmigo. El tren salía del túnel e iniciaba la parada en mi estación. Ella, me dijo, seguía hasta la siguiente. Me fue imposible apuntar su número y a ...