1. LOS MUCHACHOS DE MI BARRIO: EL TATO (Primera parte)


    Fecha: 28/04/2018, Categorías: Gays Autor: Alejandrogusta, Fuente: SexoSinTabues

    LOS MUCHACHOS DE MI BARRIO: EL TATO (primera parte) Corría la década de los años 50. Mi edad era de 7 u 8 años, más o menos. Tenía hermanos mayores que yo en más de 9 años y ellos tenían amigos de su misma edad. Siempre andábamos mezclados y por eso fui conociendo las “cosas de grandes”. En este grupo heterogéneo en cuanto a edades había un chico mayor que yo. Tendría entre 10 y 12 años. Le decían Tato. Nuestras correrías se producían en las horas de la siesta que en mi pueblo son sagradas. Siempre el mismo grupo: el Bolita que tenía 14 años pero era tan menudito que parecía más un chico de 8 o 9 años y se diferenciaba porque calzaba un armatoste como el de los mas grandes, Jacinto Q y Pancho Q que tenían el mismo apellido pero que no eran parientes y sus edades frisaban los 17 o 18 años, el Cazuela que andaba por los 19, el Tuerto Julio de la misma edad, el Tato M cuya edad ya dije y más chicos entre los que me encontraba yo, el Payito, el Curita, el Planeta, Omarcito G y Omarcito A y otros muchos más. La gomera u honda, era nuestra arma más potente y poderosa con la que no había vidrio de ventanas o farolas que se resistieran. Había quienes tenían una puntería inigualable con ella. El grupo de los cinco más grandes se separaba de nosotros y nos mandaban a jugar a cualquier cosa. A mí me llamaba la atención que incluían en el grupo al Tato M. Siempre lo llamaban con un gesto que disimulaban y se iban a bañar al canal del Valle Escondido, al de la calle Piedras o a la laguna ...
    ... que había en la finca de los Fernández muy metida hacia dentro de la finca a casi quinientos metros de la calle más cercana y rodeada de sauces llorones, higueras, olivos y parrales que daban privacidad a los bañistas. Casi siempre eran el Jacinto, el Pancho y el Bolita porque el Cazuela y el Tuerto trabajaban y solo aparecían en la siesta del día sábado y el día domingo. El Pancho salía cada día con su cajón de lustrabotas por lo que siempre estaba a la hora de la siesta mientras que el Jacinto laburaba con el padre repartiendo soda en sifones en un carro de cuatro ruedas tirado por un caballo y estaba también a la siesta con el grupo. En tanto que el Bolita trabajaba en una verdulería por la mañana. En una de esas siestas me encontraba yo, el Payito, EL Tato M. y el Jacinto Q. esperando que llegasen los otros. Como demoraban mucho y al parecer el Jacinto Q. tenía apuro dijo… -Chochi (así me decían a mi) quedate con el payito y espérenlo al Pancho Q. que yo y el Tato M. nos vamos primero para buscar las brevas y vénganse con él… Yo era muy pibe pero no era tan caído del catre (no era bobo) así es que le dije que si y los miramos marcharse hacia la finca de los Fernández. Con el Payito esperamos un buen rato hasta que pasó el Pancho junto con el padre y dijo que se iban a hacer un trabajo. Entonces nos fuimos detrás del Jacinto y del Tato. Llegamos hasta la finca y nos metimos por un caminito trazado por nosotros para llegar a la laguna. La laguna no era otra cosa que un pozo ...
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