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Un extraño juego
Fecha: 02/05/2018, Categorías: Control mental, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Alli estaba ella, en aquella cafeteria, lugar de paso y de encuentro de ejecutivos, sentada en una de aquellas preciosas mesas de marmol blanco y doradas patas forjadas. Nueve, nueve eran en total, en cada una de las mesas, uno de aquellos hombres, aquellos hombres inmersos en sus cosas, en sus negocicios, en algun periodico, aparentemente relajados, pero muy, muy estredados, sufriendo, pensando como podrian subir mas y mas. Un hombre en cada mesa, menos en una de ellas, en una estaba ella, como ida, inmersa en algo, alejada de este mundo, aparentemente sola, puesto que ella estaba al tanto y sin mirar de cada gesto, de cada uno de ellos, analizandolos por sus reacciones, por sus miradas. Ella mantenia una postura fria, distante, pero hacia sentir que estaba alli, con cada uno de sus movimientos, de sus gestos. Gestos provocativos, sin dar a entender absolutamente nada directamente a nadie, pero era consciente de que todos y cada uno de aquellos hombres no hacia mas que seguirle los gestos, cuidadosos, relajados, sensuales. Se preguntaban , que estaba haciendo ella alli, aquella mujer, preciosa, enigmatica, seria y elegante, dulce y distante, con aquella blusa que dejaba entrever sus pechos, dasabrochada hasta casi por debajo de ellos. Sus pechos, los que se percibian hermosos, bien formados, sus pezones erectos, y su piel tersa, morena, suave. Tomaba un capuchino, un capuchino con la taza llena de crema, a rebosar, la que ella muy lentamente cogia con su ...
... cuchara, balanceandola, mirandola, y llevandosela a la boca, donde la recogia con sus labios, labios deseosos, humedos, humedos como su lengua, con la que lamia la poquita crema que quedaba de la cuchara, degustandola , como si estuviera sedienta de algo, y finalmente tragandola, lo hacia todo sin mirar a nadie, pero consciente del mal sentir que estaba provocando. Eso no era suficiente, queria hacer mas, sentir mas, provocar mas, desafiaba. Al llevarse la cuchara a su boca, dejo caer un poco de crema por su escote, que fue resbalando entre sus pechos, hizo un gesto de sorpresa, de incomodidad, como una ninya que acaba de derramar algo y presiente el castigo ajeno. Pero muy astuta ella, la fue recogiendo con su dedo y llevandosela a la boca, lamiendolo una y otra vez. Continuo tomandola, mientras cada vez que se acercaba a la mesa para ello, dejaba rozar sus pezones con el borde de la mesa, pezones erectos, excitados, los frotaba suavemente, mientras con ello cambiaba la expresion de su rostro, expresaba deseo, extasis, agonia, ansia. Y mientras eso ocurria, alli estaba el, observandola, controlandola, dejandola hacer, queria saber hasta donde era capaz de llegar, pero al mismo tiempo que le excitaba, le dolia, le dolia que tantos hombres la estuvieran ya poseyendo, aunque solo fuera con la mirada, con el pensamiento, con el deseo, al fin y al cabo, ella era suya, solo para el y de el, y los dos lo sabian, pero a el le gustaba el juego y ella se prestaba a el. Ella ...