La adivina (2)
Fecha: 19/05/2018,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
Luis estaba comiendo el conejo asado con patatas en la mesa de la cocina de una casa hecha con piedras. La casa tenía dos pisos y en ninguno de ellos faltaban pulgas, arañas y cucarachas.
-Muy bueno este conejo -le dijo Luis a las mujeres.
-Es criado en casa -le dijo la cuarentona, que se llamaba María
Luis fue a lo suyo.
-¿Me podrían hablar de la Adivina?
-Cuanto menos se hable en esta casa de esa joven, mejor -dijo María.
La jovencita rubia sí que quería hablar de ella.
-Es una bruja.
-¡Calla, Diana! -la reprendió su madre.
La joven, calló y bajo la cabeza, Luis le dijo:
-Las brujas no son tan bellas como ella.
-¡A saber cómo es en realidad! Ahora mismo podría ser una de las moscas que ves volando.
-¡Qué te calles, Diana!
-O una loba que se está comiendo un conejo, o una serpiente...
-¡¡A tu habitación!! -a la madre se le había acabado la paciencia.
Diana se fue al piso de arriba. Poco después. María le enseñaba la habitación a Luis.
-Esta es tu habitación.
Era una habitación con una cama de matrimonio de hierro con barrotes en la cabecera y a los pies. Tenía una mesita de noche con un candelabro y una vela encima de ella y una ventana que daba al gallinero, Las paredes, como toda la casa, estaban sin revestir.
-¿Y la compañía femenina? -le preguntó Luis a María.
-La tienes delante. ¿Cuánto me vas a pagar?
María no era la compañía femenina que esperaba Luis.
-Ya hablaremos. Ahora estoy cansado.
María, como ...
... tenía a la hija castigada, se fue ella sola a lavar la ropa al río. Diana desde la ventana de su habitación vio salir de casa a su madre con la bañera de la ropa sucia en la cabeza. No esperó más. Fue a la habitación de Luis. Abrió la puerta y asomó la cabeza.
-¿Puedo pasar? -preguntó, con una sonrisa en los labios.
-Pasa, Diana.
Diana, entró. Cerró la puerta de la habitación. Fue junto a Luis, que estaba sentado en el borde de la cama. Y le preguntó:
-¿Valgo la tela para hacer un vestido?
-Vales tu precio en oro.
-Me conformo con la tela para hacer un vestido.
Diana se quitó el vestido marrón. No llevaba bragas ni sujetador. Luis vio sus grandes y firmes tetas con sus rosadas areolas y sus grandes pezones. Vio el abundante vello de sus axilas y de su sexo y la polla se le puso tiesa como un palo. Se levantó. La besó. La cogió por las nalgas y la atrajo hacia él. Diana se estremeció, debía ser el primer beso con lengua que le daban.
-Desnúdame, le dijo Luis.
Diana lo desnudó. Al estar desnudo, Luis hizo que Diana se agachara y le metió la polla en la boca. Se veía que no había mamado antes. Lo hacía francamente mal. Al rato, el que se agachaba era Luis y le pasaba la lengua por el chochito empapado. A Diana le empezaron a temblar sus blancas piernas y se corrió en la boca de Luis.
-Te hace falta bien poco para correrte -le dijo Luis a Diana cuando la joven acabó de disfrutar.
-¿A las otras les hace falta mucho más?
-A fe que sí.
Luis se ...