Extraña historia
Fecha: 22/05/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... crecía el pelo con tanta rapidez como antes. También me fijé en mis pechos, eran más grandes que antes. De hecho últimamente me ponía casi siempre sujetador porque me dolían un poco cuando hacía ejercicio. Acepté esta nueva condición con un poco de resignación pero casi no le di importancia.
Días después de dejarme la revista, me encontré en la compuerta otra sorpresita. Era un consolador. Una gran polla de silicona de unos 25cm. La idea de usarla me excitó muchísimo. Pero antes quería hacerme una pequeña lavativa. No quería manchar aquel lindo trozo de plástico. Decidí hacerme un enema. Era la primera vez que lo hacía. Lo había visto el otro día en el armario del lavabo y venía con unas instrucciones para usarlo. Lo llené con agua tibia y me metí un pequeño tubo en mi culito. Sentí como iba entrando el agua en mí, como se iban llenando mis intestinos hasta que se vació totalmente el depósito. En las instrucciones ponía que se intentara estar unos minutos con el agua dentro. Aguanté todo lo que pude y después expulse todo en el váter. Me sentía limpia por dentro. Ahora sí podría utilizar el consolador. Lo saqué del envoltorio y lo toqué, estaba duro pero a la vez era flexible. Nunca había tocado uno de esos. Me pareció de un tacto curioso. Me lo metí en la boca y lo chupé un poco mientras cogía la revista que me habían dejado y la empezaba a hojear. Cuando estaba lo suficientemente excitada, lo saqué de mi boca y lo empecé a frotar por mi culito. Pensé que era demasiado ...
... grande para que entrara y me estaba dando cuenta que necesitaba alguna especie de lubricante. Me levanté del colchón y abrí el armario del lavabo. Allí estaba, ponía "lubricante dilatador anal", lo cogí y me eché un poco de ese líquido en la mano. Lo empecé a frotar por todo mi ano. Mis dedos entraban con facilidad, uno, dos, incluso, 3 dedos. Cogí otro poco de lubricante y embadurné el consolador, lo froté con las manos como si estuviera masturbando a un tío. Me puso muy cachonda. Cogí el consolador y lo bajé hasta mi agujerito. Empezó a entrar sin dificultad. Primero la punta, esto no dolió. Luego entro un poquito más. La punta se empezaba a ensanchar y me empezó a doler un poco. Paré de seguir metiendo y dejé que el consolador dilatara un poco más mi culo. Una vez me dejó de doler seguí metiendo, muy poco a poco. No quería que me doliera. Quería disfrutarlo todo. Al cabo de un rato todo el consolador estaba dentro. Lo acoplé a una ventosa y lo dejé apoyado en la silla. Empecé a subir y a bajar, mientras miraba con mucha lascivia la gran polla de un negro en la página 25, ¡le llegaba casi hasta la rodilla¡ Primero me movía lentamente, notando como el consolador entraba y salía de mí. Al cabo de un rato, empecé a aumentar el ritmo cada vez más deprisa. Me iba a correr. Estaba dando gemidos cada vez que aquel cuerpo extraño entraba en mi interior, gemidos fuertes, y no me importaba. Lo estaba disfrutando a tope. Hasta que ya no pude más. De mi pequeña polla salió un chorro de ...