1. El día en que me masturbaron en un laboratorio clínico


    Fecha: 27/09/2021, Categorías: Masturbación Autor: inolhost, Fuente: CuentoRelatos

    ... enfermera miraba de reojo mi pene, el cual había crecido apenas un poco por todo lo anterior y debido a esto añadió:
    
    -Si consideras oportuno puedes ir detrás de aquella cortina y salir cuando estés listo.
    
    -Sí, gracias… -respondí con cierta resignación. Yo me sentía avergonzado. No podía creer que a pesar de lo atractiva que me parecía Paulina, y aún más con la limpieza que me acababa de realizar, no lograba conseguir una erección. Pero bueno, a decir verdad y por más que quisiera, en ese momento yo no me sentía dispuesto para algo como esto ya que todavía presentaba algunos dolores musculares debido al accidente y un poco de malestar general, por lo que comenzaba a pensar que dichas dolencias me provocaban una especie de bloqueo.
    
    Así pues me dirigí hacia la cortina mencionada y esperé, tratando de que cualquier imagen o situación erótica que viniera a mi cabeza sirviera para lograr tal propósito. Sin embargo, pasaron unos cuantos minutos y para mi desgracia la erección nunca sucedió. Salí entonces y, mirando a la enfermera con aún más resignación, dije en un tono bajo:
    
    -Lo siento, creo que estoy algo nervioso. –Y en parte lo estaba. Calculo que habrían pasado ya alrededor de 20 minutos desde que habíamos entrado a la habitación. En realidad comenzaba a desesperarme y no sé por qué el dolor en mis brazos se intensificaba cada vez más. Al ver el grado de mi frustración, Paulina, con su tono dulce y comprensivo, me dijo:
    
    -No te preocupes, tómate tu tiempo. ...
    ... –Seguidamente se levantó para depositar en el bote de basura que estaba en una esquina unos pequeños utensilios de plástico que al parecer resultaban inservibles. Entonces me quedé inmóvil admirando de nueva cuenta su delgada figura mientras caminaba dándome la espalda, clavando una vez más mi mirada en sus enormes nalgas y sintiendo una ligera excitación. Cuando se dio la vuelta, Paulina vio que yo continuaba ahí, contemplándola con un gran deseo del cual no sé si se percató. Traté de desviar la mirada notándoseme cierto nerviosismo, pero entonces se dirigió hacia mí, y mientras se sentaba nuevamente en el banquito me preguntó con una ligera sonrisa y como si tuviera toda la paciencia del mundo:
    
    -¿Aún no? Tranquilo, si quieres respira lento y profundo, eso ayuda muchas veces a relajarnos... –Me dediqué entonces a realizar lo que me pedía. Calculo que pasó aproximadamente un minuto cuando por fin logré sentirme totalmente relajado y el dolor que presentaba en mis brazos, así como el malestar general, habían desaparecido mágicamente casi por completo. Paulina, al notar esto me preguntó:
    
    -¿Mejor?
    
    -Sí –respondí en un tono mucho más tranquilo. -Gracias.
    
    -Okey… si gustas tratar nuevamente… –señalando la cortina para que yo tuviera privacidad y poder lograr la erección. Sin embargo, no dio tiempo suficiente ya que en ese momento experimenté una excitación que se manifestó en instantes e inmediatamente comencé a sentir y a ver cómo crecía poco a poco mi miembro justo en frente ...
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