1. Mi sobrina quiere garche


    Fecha: 04/10/2021, Categorías: Incesto Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... guante, no pude contenerme, aproveché el horario de almuerzo, cuando queda todo desierto, para pedirle como favor antes de salir que me buscara no sé qué documento, “casualmente” bien abajo…
    
    Demoraba porque jamás encontraría lo que no existía, eso me dio tiempo a levantarme y colocarme tras de ella, bien cerca, sin tocarla. Debió haberlo notado mi presencia por que se levantó para saludarme. Estando enfrentados no pude controlar el impulso de abrazarla, sin soltarla, sin darle tiempo a reaccionar la besé en la boca, sin permitirle zafar de mi abrazo, se resistió sin poner mucha energía en separar su boca, esa dubitación me permitió comérsela sin dejarla respirar, mi lengua hurgó dentro de su boca.
    
    Respondió al beso, con su lengua bien activa, me chupaba la mía como si fuera una verga, sostenida entre mis brazos, apagué la luz, la fui llevando al fondo del archivo, la estampé contra el escritorio, le bajé la calza, metí mi mano entre sus piernas, el pulgar entro en la vulva y los dedos accionando sobre el clítoris, jugando a ponerla en órbita.
    
    Sin darle tiempo a reaccionar me coloqué entre sus piernas, ella echó la cola hacia atrás y separó algo las piernas para poder comerle la conchita, su cuerpo temblaba por la calentura y el zarandeo de la lamida.
    
    Un nuevo destello de razón, me detuve por un instante antes de trasponer esa puerta a otra dimensión, la locura de hacerle el amor.
    
    - Estamos locos haciendo esto, no está bien, pero mira estoy al palo por ...
    ... vos.
    
    - Porfa no me dejes así, no estará bien pero necesito que calmes mi calentura.
    
    - Tío, sigamos, me pones tan caliente que no me aguanto, olvídate de todo, la calentura me quema por dentro, cógeme, por favor, cógeme, haré todo lo que quieras! Soy tuya
    
    Con el pantalón en los tobillos, bien tomada de las caderas se la mandé dentro, el exceso de humedad ya extrema calentura de la muchacha facilitan que su estrechez no fuera obstáculo al grosor del miembro, un discreto gemido avisó que le había entrado toda. Tumbada sobre el escritorio, comencé a bombearla, empujándome dentro de ella, agarrado de sus tetotas, se la mando con incontenible calentura.
    
    El tiempo apremia, el deseo urge, reprime sus gemidos, mis jadeos se ahogan cuando muerdo en la nuca, donde nace el cabello para evitarle marcas, estrujando los pechos, apretando los pezones y nalgadas voy compensando la falta de excitación previa, me demoro para darle tiempo a elevar su libido. Soy de los tipos que priorizan el goce femenino, para no venirme tan pronto me salgo de su estuche. La levanto y coloco sobre el escritorio, sentada en el borde, levanté sus piernas, ella se toma de mis hombros al tiempo que me sumerjo entre sus piernas y comienzo a lamer la parte interior de los labios vaginales, los dedos inician la exploración de recóndito espacio del placer.
    
    Lamiendo con desesperación, acosando al indefenso clítoris la voy llevando al cielo, sus manos aprietan mi cabeza contra su sexo, se muerde los labios para no ...