Llegó al fin el día
Fecha: 04/10/2021,
Categorías:
Transexuales
Autor: GenovevaSexy, Fuente: CuentoRelatos
... tiempo pasé dándole placer con la lengua. Luego se agachó un poco y me levantó por los brazos.
-Quieres que te meta mi verga? –me preguntó.
-Soy tuya, quiero que me hagas mujer, te lo ruego -le dije respirando muy nervioso y viéndolo a los ojos, descubriendo mis más profundos deseos de una buena vez.
Mientras me besaba caminó empujándome hasta que llegamos a la cama. Me desató las sandalias y me quitó las pantimedias.
Me puso sus piernas en sus hombros mientras mi espalda descansaba sobre la cama. Tomó de su saliva y la untó en su miembro. Cerré los ojos.
-Hey! -Me dijo– abre los ojos, quiero que me mires a los ojos cuando te haga mía. Nunca olvidarás mi verga.
Lo vi fijamente a los ojos. Yo estaba muy caliente. Con miedo, pero al fin libre. Por fin alguien me miraba como una mujer.
Sentí como la punta de su verga caliente buscó mi ano. Lo encontró y lo enfocó. Se acercó para besarme, poniendo sus manos a mis lados. Me miró fijamente y sentí de golpe y profundamente ese dolor delicioso abriéndome el culo.
Mi micropene se escondió humillado mientras su gran miembro dentro de mí entró hasta el fondo. Se detuvo, lo sentí hincharse. Lo sacó y sentí un gran vacío.
El dolor era intolerable, pero mis deseos carnales eran mayores.
-Por favor métemela, te lo suplico, no la saques –imploré.
La metió una vez más y otra y otra. Lo abracé. Aún estaba con mi vestido a cuadros, ...
... el perfume y el brasier. Tomó ritmo. Sus embestidas eran cada vez más intensas.
-Qué rico cogerte por el culo -me dijo.
-Tengo tantos años de desearlo -le respondí mientras veía como se arqueaba para darme verga una y otra vez.
Sentí enloquecer. Gemí incontrolablemente mientras mi agujero se expandía cada vez más para recibir ese miembro a punto de estallar.
¡No pude más!
-Me corro, me corro -le dije mientras me acerqué a entregarle mi lengua fuera de sí, en su boca jadeante. Salió un chorro de leche y otro y uno más y finalmente unas gotas viscosas completaron mi orgasmo sobre mi ombligo y pecho.
Él, visiblemente complacido por haberme dado el mayor de los placeres, comenzó a embestirme más rápido y más y más, hasta que su mandíbula se contrajo en un gran grito, a la vez que sentí un chorro quemante de semen dentro de mi culo, mientras con su verga me dio cinco fuertes y profundas embestidas más, acompañadas cada una por otro disparo de leche.
Se recostó en mí. Lo abracé con mis brazos y piernas. Intentó infructuosamente sacar su miembro.
-¡No! -le supliqué– Por favor déjalo adentro -y lo besé como toda una novia enamorada.
-¡Que deliciosa y rica tu verga! -Le dije y lo besé. Añadí- Soy tu esclava, soy Genoveva. Haz de mi lo que quieras y cuando quieras.
-Sí, eres mi esclava. Eres mi Genoveva -Me dijo, cerrando los ojos y comenzándome a coger, deliciosamente, de nuevo.