1. Sexo con una mamá soltera y muy caliente


    Fecha: 27/05/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Perritosucio69, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuando fue a su cocina, caminó de manera coqueta, moviendo ese hermoso par de nalgas que tiene. Luego me llamó para que fuera a la cocina a ponerle azúcar a mi café y ¡oh, nueva sorpresa!, ya no tenía la pijama, ni la blusa, tenía nada más la cuchara en la mano. Lo primero que se me vino a la mente, lo pensé en voz alta, diciéndole “¡qué buena estás!”, ella solamente me sonrió y se sonrojó, enseguida me le acerqué, la tomé de la cintura y la besé. Luego, me empezó a desabrochar la camisa y me dijo al oído “ya me moría de ganas de quitarte tu ropa y más porque siempre andas bien planchadito”.
    
    Cuando me dijo eso, ya estaba que reventaba de calentura, luego me preguntó “¿qué te pareció la sorpresa que te di acá en la cocina?”, mi respuesta fue tragar saliva porque ya tenía su mano dentro de mi pantalón, tocándome mi pene y me masturbaba delicioso, volviéndome a decir al oído algo que me dejó atónito “a mí me gusta mi café con lechita caliente”, ¡paaa… su mecha, Marimar!. De inmediato, me bajó el cierre y comenzó a darme una rica mamada que me llevó al cielo, dándomela durante unos 10 minutos, diciéndome que ya quería su lechita, sus palabras rayaban en mi mente porque jamás me imaginé que en la primera cita, por así llamarla, se pondría así de cachonda.
    
    De esa manera, ella me la empezó a mamar más y más rápido hasta que le hice saber que estaba a punto de venirme, enseguida me lanzó una mirada que hizo que en ese momento, le diera toda mi leche en su boca, haciendo que ...
    ... la imagen fuera perfecta y no dejó caer ni una sola gota de mi semen. Después, me llevó a la sala y nos recostamos en el sillón grande, ella encima de mí, ahí nos besamos y me dijo que ya tenía mucho tiempo sin sexo y mucho menos, lo de mamar. Acto seguido, se resbaló de encima de mí y comenzó a besarme el pene de nuevo, por lo que ni tardo ni perezoso, me comencé a excitar pero como no había tenido la oportunidad de verle su concha, le pedí que encendiera una lámpara de su sala porque quería admirarla, diciéndome que lo haría pero rápido porque le daría vergüenza, ya que como tiene dos hijas, es natural que tenga un poquito de panza.
    
    Enseguida, la encendió y pude verle esa concha hermosa y media velludita pero se veía muy bien, luego apagó la luz y le pedí que se sentara en su sillón, con las piernas abiertas y como diríamos acá, me bajé al pozo, comenzando suave, sin emperrarse, claro. Por ratos, ella apretaba las piernas contra mi cabeza y de pronto, ya me jalaba mis cabellos y apretaba más sus piernas contra mí hasta que comencé a sentir cómo se calentaba su concha y cómo soltaba esos jugos que me sabían a gloria. De pronto, sus muslos empezaron a temblar, entonces dejé de mamarle su concha y me dediqué a besarla completa, desde sus pies, bonitos, por cierto hasta su boca.
    
    Sin embargo, ella me señaló “déjate de pendejadas y mámame la concha que te regalaré mis jugos a montones”, enseguida me tomó de la cabeza y a mamar concha se dijo, seguí mamándosela y comencé a ...