La fiesta de disfraces
Fecha: 20/10/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
... besarnos, me metí su falo que se deslizó hasta el fondo, lo abracé con manos y piernas. Se movió tanto que cuando tuvo la primera eyaculación, yo ya tenía varios orgasmos. Sin salir de mí descansó y me preguntó si me gustaría ser madre, “porque no me puse condón”, justificó y me dio un tierno beso, antes de decir “a mí sí me gustaría ser padre”. “¿Eso es una declaración de matrimonio?”, pregunté. “Sí, quiero vivir a tu lado” dijo sin mayor dimensión de lo que ignoraba.
Al concluir el beso, empezándome a mover, le dije “A ver, ensaya otra vez”. Me monté en él y nos vinimos juntos. “¿Lo hice bien?”, preguntó. Lo apreté con mi perrito y su cara delató el placer que sentía. “¿Cómo lo hace esta vaca, señor semental?”, le dije antes de llenarle la boca con una teta, la cual mamó a la vez que acariciaba desde mi espalda hacia mis nalgas. “¡Divino, estoy en la Gloria!”, contestó cuando desocupó la boca. “Lléname otra vez la vagina y te cuento sobre mis posibilidades contigo”, le dije melosa. Sin más respuesta que colocarme en cuatro, me penetró, se movió como cinco minutos, bañando mi espalda del abundante sudor que le escurría de la cara. Me lo imaginaba tratando de cumplir alguna de sus rutinas de ejercicio para estar en forma, hasta que sentí dos oleadas de calor en mi interior, seguramente correspondientes a dos potentes chorros de esperma y se dobló sobre mi espalda, agarrando firmemente mis tetas y soporté su peso hasta que se percató de que estaba recargando gran parte de ...
... su anatomía sobre la mía y se tiró en la cama.
“¿Ya puedes contarme?” fue lo primero que dijo cuando abrió los ojos. Ni qué decir que se molestó mucho cuando supo que yo era casada y quién era mi cuñado. “Te juro que lo disfruté tanto o más que tú, por favor, si de verdad sientes algo por mí, no me busques, ni comentes con alguien lo que hicimos esta noche tú y yo”, le dije al terminar de vestirnos y, discretamente, nos volvimos a integrar separadamente a la fiesta. A los pocos minutos, me despedí de mi cuñado, quien dijo “Quédate otro poco más, esto se está poniendo muy bien”. “Gracias, ya me divertí mucho. Adiós”, contesté dándole un beso de despedida.
Al entrar a mi casa, vi que Saúl estaba leyendo y escuchando música a bajo volumen.
–¿Cómo está la fiesta, Nena? –preguntó mirándome de arriba a abajo.
–En su mero auge, por si quieres ir. Yo ya no aguanto esta ropa tan apretada, ni el humo de los cigarros, quedé toda olorosa –expliqué tomando mi cabello para olerlo– ¡Púchala, que feo huelo!, voy a bañarme –dije haciendo un mohín de asco y me metí al baño.
No olía feo, olía a Mauricio y lo disfrutaba oliendo cada prenda que me quitaba. Al salir, Saúl me dijo “Te veías hermosa con tu disfraz de súcubo, has de haber llenado de malos pensamientos a más de un santo. Aunque a mí me parecía de puta, y me vine porque hubiera sido capaz de cogerte allá”. Me tomó en sus brazos y cargada me llevó a la cama. Sí, al chuparme la vagina supo que alguien me hizo el amor, “Sí, ...