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Una historia de sexo (V): La espiral de sexo sin control
Fecha: 30/10/2021, Categorías: Confesiones Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos
... que su polla se metiera y saliera de mi interior y a pesar de ello seguía luchando para escapar de allí, sus penetraciones con aquel miembro tan bien armado, tan duro, tan grande, tan grueso que entraba rozando toda mi vagina llenándola por completo, tan profundo que mis fuerzas se iban debilitando y me iba dejando llevar, cada movimiento hacia que mi cuerpo se estremeciera, ya no luchaba, ahora le abrazaba arañándole la espalda con mis uñas, le besaba y le rogaba al oído que no la sacara, que la quería dentro muy dentro mi como aquella noche en el hotel. Juan aprovechó la pendiente para tener mi culo más elevado ponerse él de rodillas y así metérmela más profundamente, me estaba derritiendo, oía como nos llamaban para que saliéramos de la piscina y tuve miedo de que nos vieran o nos oyeran, a Juan no parecía importarle y seguía bombeando su polla dentro mi llenándome entera, mis pechos se movían de un lado a otro hasta que me los cogió y empezó a apretármelos, yo estaba tan excitada por todo, por la pelea, por el forcejeo, por su familia allí presente, pero quería parar así que aproveché un momento en que sacó su pene para juguetear con mis labios y darle golpecitos a mi clítoris, le empujé hacia un lado y aunque me costara seguir recibiendo el placer en mi vagina de tal portento, salí corriendo. Nuevamente me alcanzó en las escaleras de entrada a la cocina y allí como si no le importara la presencia de nadie, me puso a cuatro patas en medio de la escalera y ...
... nuevamente me penetró, yo estaba tan excitada que su pene entraba y salía una y otra vez con gran facilidad, totalmente mojado de mis flujos, en cualquier momento alguien podría abrir la puerta y vernos allí follando. Juan empezó a meterla más fuerte y más rápido, sus empujones hacían que mis pechos bailaran de un lado a otro golpeado contra mi estómago y mi barbilla, sus manos sobre mis nalgas sin sujetarme, en cualquier momento podría haberme ido, nada me lo impedía salvo aquella polla dentro de mí, empecé yo también a metérmela y entonces Juan se paró, ahora era yo con mis movimientos hacia delante y hacia atrás la que clavaba su polla una y otra vez en mi coño, cuando él empujaba se metía tan dentro, tan profundo en mí que no paraba de gritar sin importarme nada que me oyeran, ya solo estaba interesada en una cosa, que Juan me siguiera follando hasta el final. MI vagina lo apretaba, lo succionaba, el roce era tan placentero que no podía permitirme dejarlo ahora, entraba y salía a gran velocidad, aunque quisiera no podía reprimir los gritos y él con un gran gemido empezó a eyacular dentro de mí, disparó un buen chorro de su semen, Juan seguía gimiendo no parecía importarle nada mis gritos ya se había corrido y seguía moviéndose, aún la tenía bastante dura y a mí faltaba tan poco para el orgasmo. Lo notaba y sin pensar donde estaba ni las consecuencias me di la vuelta, abrí bien mis piernas colocando una encima de la barandilla y otra en la pared mostrándole la entrada ...