1. Rubén


    Fecha: 08/11/2021, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... escapara. Ahora sí que nos besamos y repetimos... y le sonreí.
    
    Cogí mi bolso, él también se levantó, se fue a su casa y yo me fui a la calle, tenía que hacer unas cosas.
    
    Antes de acostarme, pasadas las 12, le mandé un mensaje al móvil: “Buenas noches Rubén”. Sabía que era yo y que dormía en la habitación de al lado. También me deseó las buenas noches.
    
    Empezó el curso... él a su rutina y yo a la mía, allí hacía un frío que pela, llovía mucho. Empecé a conocer gente, a hacer vida.
    
    Me había dicho que estaba reventado, que iba a dormir toda la tarde, yo tenía que leer unas cosas en el tablet, a las 20:30 empecé a golpear rítmicamente la pared de la habitación, él me contestaba. Yo volvía a hacer una secuencia, y él contestaba... ¡es que contestaba a todas! vale, ¡ya basta! cogí el móvil y le mandé un mensaje:
    
    Pasamos un rato agradable. Al terminar me dijo que si nos íbamos a su casa a escuchar música puesto que mi casa ni música, ni tele ni nada, que era una asocial, sólo con el iPod, suspiré y le dije que bueno. Estuvimos riéndonos un rato. Compartiendo una pera en su sofá, me rodeaba con su brazo y me la daba a comer con sus manos y luego comía él... y luego nos besábamos. Tenía los brazos largos, tanto como él. Puse mi mano en su muslo, en su abdomen, de vuelta a su muslo. Me tumbó en su sofá, con cuidado, uf!! Estaba muy nerviosa y muy excitada, esa mezcla explosiva.
    
    Estaba ya pasada de revoluciones, desde hacía rato, al lado suyo, su olor, sus besos. Puse ...
    ... su mano entre mis piernas mientras se tumbó encima de mí para seguir besándome, me encantaba sentir el peso de su cuerpo sobre el mío. Tenía que retirarme de su boca para poder coger aire, me estaba mareando, pero un mareo delicioso. Cuando se lo hice un par de veces, retirarme de su boca, se puso de rodillas delante de mí y me quitó los pantalones del pijama y con ellos las braguitas. Junté las rodillas y las pegué al respaldo del sofá, no tardó en separarlas con sus manos y en enterrar su boca entre mis piernas. Arquee la espalda, suspiré, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo. Bajé la mirada y me encontré sus ojos, no pude seguir mirando, cerré los míos y eché la cabeza atrás. ¿Pero qué me hacía? Suave suave. Me cogí a un cojín. Con el dorso de mi pie acariciaba su torso. Paró para quitarle la camiseta, le molestaba. Pude coger aire, gemir, recuperar la conciencia un segundo, pero la tregua fue un instante. Supo calentarme poco a poco, de la zona más insensible, hasta la más sensible, el clítoris, no lo atacó hasta que él no llamó su atención, entonces fue cuando lo castigó sin piedad.
    
    No me contestó, siguió y siguió hasta que gemí fuerte, hasta que cogí una de sus manos con la mía y con su otro brazo me cogía fuerte. Con mi otra mano cogía su pelo. No paraba, no paraba, era jodidamente bueno.
    
    Le cogí de debajo de los hombros y le subí un poco para arriba, aunqué él hizo todo el trabajo, yo estaba agotada. Se bajó un poco los pantalones sin quitárselos del todo, ...