1. Un encuentro con mi amiga prostituta


    Fecha: 11/11/2021, Categorías: Bisexuales Autor: doctor_morbo, Fuente: CuentoRelatos

    ... rincón los primeros indicios del éxtasis. Entonces, escuchamos el ruido. O mejor dicho, fui yo quien creyó oírlo.
    
    –¡Hay alguien en el cuarto!
    
    –Quiero terminar, hazme acabar –imploró con su tono brasilero de Copacabana.
    
    Me ofrecí a verificar el origen del ruido pero su mano en mi hombro me retuvo.
    
    –Es Azul. Mi compañera de habitación. Está todo bien.
    
    Volví a acostarme y la empalé. Intuí que la perspectiva de un trío la seducía tanto como a mí. Los pasos mesurados de unos tacos se detuvieron muy cerca de mi cabeza, la sombra de unas tetas macizas me cubrió. Alargué las manos para sobarlas por encima de la ropa pero su extraña contundencia hizo que me asomara por encima de esos pechos gigantes. Entonces pude verla. O verlo. En fin, el travesti se enderezó sosteniéndose los pechos como si fueran melones en oferta.
    
    –Pocas veces se ve algo así, mi amor –soltó en una tonada caribeña que iba bien con su figura menuda que, en la penumbra, adiviné morena.
    
    –Hay para las dos –jadeó Roxana, apartándose. ¿Te importa…?
    
    Sin esperar confirmación, el travesti empezó a mamarme la verga mientras Roxana me ofrecía su concha palpitante. Me agarraba de los pelos, frotaba y apretaba como si quisiera que mi cabeza la cogiera el resto de su vida. La boca del travesti subía y bajaba con movimientos delirantes, su lengua ensayaba pinceladas de saliva. Lo retuve y empujé dentro de su boca el resto de mi pija. Lo escuché gruñir, hacer arcadas y debatirse en un intento por evitar ...
    ... el vómito inminente. Leyó mis gustos porque volvió a zampárselo, cada vez más abajo. En cada descenso, ganaba milímetros de carne mientras mi lengua buscaba los besos negros que sabía calentaban a Roxana. Percibí el cosquilleo y me incorporé, ella se colocó a cuatro patas con sus nalgas prietas hacia afuera. Apoyé el glande contra su ano estrecho y empujé, sintiendo cómo la carne cedía paso a mi verga reluciente de saliva.
    
    Azul se deslizó debajo de Roxana y ahora era ella quien le chupaba la pija al travesti mientras yo la empalaba con la furia de un sátiro. Ese culo caliente y ajustado era la gloria. Con la verga en su boca, mis empujones arrancaban gemidos entrecortados. Una mano en mi muslo me contenía cada vez que avanzaba más de la cuenta. Clavé mis garras en sus caderas percibiendo las vibraciones que el placer trasmitía a su piel. Su cabeza se movía frenética mientras yo bombeaba como un animal enfebrecido. Mi espalda se tensó en un shock eléctrico y me vacié en un chorro hirviente en ese culo que seguía moviéndose, las manos aferradas a su cintura disfrutaban inmóviles de ese polvo fenomenal. Reanudé mi vaivén hasta entregarle la última gota. Al otro extremo, escuché otro rugido. El travesti se sacudió, su torso se envaró y se dejó caer exhausta sobre la cama mientras los labios llenos de Roxana recorrían el tronco lamiendo golosa el esperma que brotaba brillante como de una fuente.
    
    Recostado, contemplé el cuadro: Roxana iba hacia el baño con la mano entre las ...