Así lo había imaginado
Fecha: 11/11/2021,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
Después de fantasear por algún tiempo con la posibilidad de que mi esposa tuviera relaciones sexuales con un extraño, en algún momento me confió su deseo de llevar a cabo la aventura. Vivíamos por aquellos días en Santo Domingo, República Dominicana, y tal vez, el estar rodeada por hombres de color que llamaban su atención y enterarse que muchas extranjeras aprovechaban su estadía en los hoteles de Punta Cana para revolcarse un rato con los locales, precipitó su decisión.
No teníamos idea de cómo empezar o a quién contactar, pero ya había un objetivo a cumplir. Un viernes en la noche, después de una fiesta y con varias copas a cuestas, me desvié de la ruta a casa y la llevé a un motel. En la recepción había un muchacho mulato, fornido y bien parecido, que cautivó su atención. Llegados a la habitación le pregunté si aquel joven le había gustado y me contestó que sí. Entonces llamé a la recepción. Él contestó. Le conté que mi esposa lo encontraba atractivo y que le gustaría estar un rato con él. Me dijo que aceptaba con gusto la invitación y que no tardaría en llegar.
Una vez colgué, mi esposa, que había escuchado la conversación, me dijo que no se sentía preparada aún. Le dije, bueno, en algún momento tendrá que suceder y pensé que ahora, relajados y un poco alicorados, era la oportunidad para empezar. Me dijo que tal vez después, en otra ocasión, pero que esa noche no iba a ser. Y yo, conociéndola, sabía que no había reversa en su decisión.
Al rato tocaron a la ...
... puerta de la habitación. Abrí y de inmediato le dije al muchacho, lo siento por hacerlo venir, pero ella se arrepintió. No puede ser, dijo aquel. Deme la oportunidad de entrar y charlar con ella para convencerla; así que lo dejé entrar. Él llegó hasta donde estaba mi esposa, recostada en la cama, y le dijo que le diera la oportunidad de estar con ella, que no se iba a arrepentir, que él tenía experiencia y que iba a disfrutar la aventura. Además, dijo, él tenía buena dotación y, mientras lo decía, bajó sus pantalones para que ella pudiera apreciar su miembro que ya estaba erecto.
Mi esposa no supo responder. Se vio sorprendida y no sabía quehacer ante esta situación. Sin embargo, sin decir palabra, no dejó de contemplar el pene que tenía a su alcance. Él le dijo, señora, mire como está de solo pensar que puedo complacerla si me da la oportunidad. Por favor, tóquelo para que vea que es cierto. Y ella, sin saber por qué, así lo hizo. Acarició ese pene erecto de arriba abajo, suavemente, pero al final le dijo que le gustaba mucho, que él estaba muy guapo, pero que ella no estaba preparada y que lo disculpara.
Bueno dijo él, pero si se decide, llámeme. Le aseguro que no se va a arrepentir. Subió de nuevo sus pantalones y se despidió muy respetuosamente. Yo lo acompañé a la puerta y lo compensé con una propina de dos mil pesos dominicanos, agradeciéndole que hubiese atendido el llamado y me disculpé por haberle generado falsas expectativas. Yo entiendo, dijo, pero llámeme si ella ...