Una Noche Inolvidable
Fecha: 19/11/2021,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... atándome con su cinturón me bajó los legins. Entonces, volvió a besarme el cuello, bajo hasta la clavícula, los pechos, dando mordiscos en los pezones, el vientre, entreteniéndose en mi ombligo, bajando más y más mientras yo gemía y gemía cuando estaba a punto de llegar a la parte que le había estado esperando toda la noche se desvío hacia la parte interior del muslo acercándose a las ingles pero nunca llegando al sitio que yo tanto deseaba. - Por favor...- le supliqué entre gemidos- Hazme correrme de una vez ...- yo ya no podía más iba a explotar incluso antes de que lo divertido de verdad empezase. Entonces él, con esa voz masculina, me dijo - No te correrás hasta que supliques clemencia- En este punto yo solo quería que me penetrase fuerte y profundamente hasta que desfalleciese, así que le dije lo que deseaba - ¡Clemencia, clemencia por favor, follame no puedo maaaaas!- sin darme cuenta el primer orgasmo había llegado. Me quede sorprendida ya que nunca antes había tenido un orgasmo sin siquiera tocarme. Antes de que el primer orgasmo terminase sentí por fin esa lengua que deseaba desde hace tanto. Mientras me lamia el clítoris introdujo dos de sus dedos en mi vagina, una vez dentro sentía que hacía el movimiento arriba y abajo. Lo hacía tan rápido que sus dedos se convirtieron en un vibrador. Yo no podía dejar de gemir y gritar de placer y entonces llegó el segundo orgasmo. ...
... Esta vez sentí como de mi coño salia un liquido que no había visto antes empapándome toda la cara. Él se relamió los labios y con esa sonrisa pícara que me había vuelto loca en el bar me di la vuelta dejando mi culo, bien curtido en el gimnasio, al descubierto. Él se acercó a mi culo y empezó a lamerme el ano. Dios que sensación, nunca había experimentado nada igual, eleve mi culo para que le fuera más fácil lamerme y en cuanto terminó cogió ese pene, que me había sido prohibido durante toda la noche, y me penetró como nunca antes me habían penetrado. Embestida tras embestida sentía un tremendo placer que recorría todo mi cuerpo, naciendo de mi coño y extendiéndose hasta los pies, brazos, pechos y nuca. Penetrandome como me penetraba no creía que el placer pudiera ser mayor pero entonces me agarró del pelo como si fuera un potro salvaje al que hubiera que domar ganando todavía más fuerza en sus embestidas. Yo sentía cada vez más y más calor mientras notaba como mi lubricación natural resbalaba por el interior de mi muslo, unas gotas tan calientes que me pusieron la piel de gallina. Entonces él me regaló un último orgasmo todavía más intensos que los anteriores. Mi espalda se curvó, mi culo se elevo, los dedos de mis pies se doblaron y solté un último gemido mientras sentía como él se corría dentro de mí. Lo último que hoy antes de caer desfallecida fue:
- Ahora eres mía pelirroja.