La felicidad de un cuckold
Fecha: 08/12/2021,
Categorías:
Intercambios
Autor: Lobo-y-Luna, Fuente: CuentoRelatos
Este relato va dedicado a mi colega Kiyo con el que he tenido alguna conversación morbosa sobre mi mujer.
Esperemos que algún día se cumpla mi fantasía.
Somos una pareja casada del sur de España. Nos llamaremos Lobo y Luna.
Yo, Lobo, tengo 35 años, mido 1,72 y peso 70 kilos. Estoy algo musculado por el trabajo físico que realizo, pero nada del otro mundo.
Luna, tiene 39 años y es una diosa. Mide 1,55 y pesa 40 kilos. Tiene un culo redondito y unas tetas perfectas, muy bien puestas para su edad, con unos pezones grandes y rosados que se erizan al primer roce.
Además tiene una cara súper morbosa y bonita.
Nos conocimos hace más de 8 años y nuestros primeros encuentros fueron meramente sexuales, llegando a pegarnos hasta 5 horas follando sin parar.
Ella siempre ha sido muy activa, le gustaba ponerse encima mía y destrozarme, mirarme a la cara, que le mordiera las tetas, pero a su vez le gustaba que le manejaran, que probara posturas, incluso que le follara la boca.
Poco a poco, empezamos a compenetrarnos más sexualmente y yo empecé a correrme cada vez en menos tiempo, dejándola muchas veces con ganas.
La cosa es que con los años, la comodidad, el trabajo, fuimos dejando de practicar sexo con asiduidad, ella fue perdiendo lívido y yo con un par de pajas a la semana, iba listo.
Un día, por curiosidad, entré en una página de cornudos y empecé aponerme muy cachondo con las situaciones.
¡Se me ponía a reventar! Mi miembro no es gran cosa, mide unos ...
... 16cm y no es muy gorda.
Imaginarme a mi preciosa mujer montándose un pedazo de pollón, me hacía excitarme muchísimo.
Empecé a frecuentar éste tipo de páginas y a ver video de Cuckold sobre todo de parejas invitando a chicos de etnia africana con sus pedazos de vergas.
Un buen día pasé una foto de mi mujer en un chat de cornudos y me contestó Kiyo.
En la foto de perfil aparecía un pollón en reposo que sobrepasaba al mío cuando está más empalmado.
Y empezamos a charlar. Era de un lugar al que mi mujer y yo hemos ido varias veces a veranear, más que nada porque a ella le encantan esas aguas tan cristalinas, porque le gusta mucho bucear con snorquel.
Me decía que le haría unas cosas a mi mujer que yo de imaginármelo me corría nada más tocarme.
Así que empecé a intentar que se fuera abriendo al tema.
La primera vez se lo dije directamente, y su reacción fue muy mala, supuso una crisis, puesto que ella pensaba que no la quería, cosa que no es así, yo la amo con locura, y es la que quiero que sea la madre de mis hijos a corto plazo, pero quiero estar con ella toda la vida.
Es más, por eso mismo siento la necesidad de que compartamos esa excitación los dos.
Dejé correr el tiempo, pero no se me quitaba de la cabeza. Ya casi todo el porno que consumía era de Cuckold.
Un día decidí dar un paso, me metí en una página de un sex shop y le compré unas medias con ligero y una polla de casi 20 cm de larga y 5 ancha, con una ventosa.
Se lo di por sorpresa y su ...