1. El fotógrafo, Josefa y Benigna


    Fecha: 24/12/2021, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... coños mojados. El fotógrafo seguia a lo suyo.
    
    -Dale un beso en el monte de Venus.
    
    Josefa no sabía dónde estaba el monte de Venus y se lo dio en el clítoris. Benigna se estremeció y de su coño cayeron unas gotitas de flujo vaginal.
    
    -Arrodillaos en la cama una frente a otra.
    
    Subieron a la cama y arrodilladas se miraron la una a la otra con deseo. Si no estuviera allí el fotógrafo se comerían vivas.
    
    -Darme una sonrisa, caramelitos, así, así... Tocaos las tetas la una a la otra.
    
    Josefa le magreó las tetas a Benigna y Benigna se las magreó a ella.
    
    -Juntar los labios, preciosas.
    
    Al juntar los labios, Benigna, en un acto reflejo sacó la punta de la lengua, Josefa se la chupó y se enzarzaron en un largo beso. No había que ser muy listo para darse cuenta de que ya estaban salidas. El fotógrafo siguió a lo suyo, quitar fotos que empezaron a ser más que eróticas.
    
    -Pon tu lengua en un pezón de tu amiga, Josefa.
    
    Josefa puso la lengua sobre el pezón y Benigna movió teta hacia los lados.
    
    -Chupa y amasa
    
    No hizo falta que se lo dijera dos veces, le chupó y amasó esa teta y sin decirle nada le chupó y le amasó la otra.
    
    -Le toca a tu amiga.
    
    Benigna le comió las tetas a Josefa mientras el fotógrafo tiraba fotos y más fotos.
    
    -Volveos a besar.
    
    Al besarse ya se devoraron las bocas. El fotógrafo ni se inmutaba, su polla seguía durmiendo el sueño eterno.
    
    -Así, así, ...
    ... lindas... Tocaos el coño...-se acariciaron los coños.- Meteos dos dedos dentro -los metieron mientras se comían las bocas. Así, así... Masturbaos.
    
    Josefa y Benigna se dieron dedo y se siguieron comiendo vivas hasta que el fotógrafo, les dijo:
    
    -Sacar los dedos del coño y chuparlos.
    
    Chuparon los dedos y saborearon los jugos. Josefa y Benigna estaban tan calientes que estaban viendo que les iba a pasar cómo a la leche, iban a hervir y a echar por fuera. El fotógrafo les dio la estocada final.
    
    -Tú, Josefa, échate boca arriba en la cama, y tú, Benigna, sube encima de ella dándole la espalda, ponle el coño en la boca, saca la lengua y haz cómo si se lo estuvierais lamiendo.
    
    No se pudieron contener, se lamieron los coños. En su puta vida habían comido un coño, pero tampoco hizo falta, con pasar las lenguas por ellos una veintena de veces, Benigna, sacudiéndose y jadeando cómo una perra se corrió cómo un animal... De su coño salió una plasta que al caerle en un ojo a Josefa casi la deja tuerta, y Josefa, poco después soltaba un pequeño chorro de meo, para después correrse echando por su coño jugos cómo el agua, aunque más espesos.
    
    El fotógrafo había quitado las mejores fotos de su vida.
    
    Al ponerse una al lado de la otra, le preguntó Josefa al fotógrafo:
    
    -¿Cuando vamos a cobrar?
    
    -Cuando venda las fotos.
    
    Josefa y Benigna nunca cobraron, pero desde ese día se dieron muchas alegrías. 
«123»