El nuevo vecino
Fecha: 16/01/2022,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... al nuevo vecino de la cabeza.
Apenas se había atrevido a mirarlo, pero lo poco que vio, le gustó. Parecía guapo, con un cuerpo marcado. Le vino a la memoria una conversación que tuvo con Luisa, su amiga íntima, hacía unos meses...
-Luz. Ayer le hice una paja a Julián.
-¡Coño! ¿En serio? ¿Te atreviste?
-Jeje. Sí.
-¿Y qué tal?
-Bueno, no estuvo mal, creo. Pero la tiene pequeña.
-¿Qué cosa?
-Joder Luz, la nariz, no te jode. Pues la polla, mujer.
-Ah.
-Nada parecida a la de un negro, desde luego.
-¿Se la has visto a un negro? - preguntó, asombrada Luz, abriendo los ojos como platos.
-Pareces tonta, Luz. Pues claro que no. Solo por Internet.
-Ah.
-Dicen que todos los negros tiene la polla grande. Vamos a buscar vídeos.
-¿Estás loca? Si mi madre nos pilla, me mata.
-Pues cierra la puerta. La oiremos venir - dijo Luisa cogiendo el portátil de su amiga,
Luz siempre se dejaba llevar por lo que dijera Luisa, así que se levantó y cerró la puerta de su habitación mientras su amiga encendía el ordenador.
A los pocos minutos miraba, asombrada, como un negro con una polla inmensa se follaba a una bella rubia, con primeros planos del pollón entrando y saliendo del depilado coño de la chica. Luisa ponía un vídeo tras otro y comentaba la acción. Luz miraba sin decir nada, hasta que Luisa soltó, de repente.
-Luz, si te pilla ese negro te parte en dos... - exclamó, soltando una sonora carcajada.
-Uf... y a ti.
-Joder. Me estoy ...
... poniendo cachonda - soltó de sopetón Luisa.
Luz la miro, asombrada.
-No me mires así - le espetó Luisa - que tú también estas caliente.
-¿Qué...qué dices?
-Se te marcan los pezones, guapa - dijo Luisa señalando hacia las tetas de Luz.
Luz se miró y comprobó que era cierto. No pudo evitar ponerse roja como un tomate.
-¿Te importa si me hago una paja aquí? - preguntó Luisa, como si nada.
-Pues claro que me importa, Luisa. Ni se te ocurra.
-Venga mujer. Seguro que tú también tienes ganas. Me palpita el conejo - y se río otra vez.
-Que no, coño. No seas cochina.
-Bueno, pues me voy a casa al calmarme un poco. Chao.
Luisa se levantó, abrió la puerta y se marchó. Luz la oyó despedirse de su madre a lo lejos. En la pantalla, un negro de polla enorme se la sacaba del coño a una chinita, que se arrodillaba antes el dios de ébano y recibía en la cara una copiosa corrida.
Luz se mordió el labio. El corazón le latía como loco. Y entre sus piernas parecía que tuviese otro corazón latiéndole. Se levantó, volvió a cerrar la puerta y regresó a la silla. Se desabrochó el pantalón, se metió la mano derecha por dentro de las bragas y tras acariciar tan solo unos segundos su inflamado clítoris, se corrió, mirando como la china, con la polla negra en la boca y la cara goteando leche, miraba hacia la cámara.
Cerró el navegador y apagó el ordenador.
No era la primera vez que se masturbaba mirando pornografía en Internet. Fue precisamente Luisa la que hacía tiempo ...