Memorias inolvidables (Capítulo 5): La matriarca
Fecha: 20/01/2022,
Categorías:
Gays
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... Mis hermanos Andrés y Santiago regresaron a la Iglesia porque se tenían que casar. Mi hermana Angustias regresó porque fue elegida Camarera Mayor de la Virgen del Carmen y tenía que salir a todos los actos de fiestas con teja y mantilla. Ese día de fiesta la acompañamos todos, mi padre y mis hermanos, pero a la iglesia entró con mi madre solamente. Mis hermanos se reunieron fuera con sus amigotes, otros que no iban a misa y eran «ateos» de nombre porque todos ellos dejaron de ser ateos cuando los eligieron como Mayordomos de la Hermandad de san Juan Evangelista. Mi padre y yo nos fuimos al bar. El se tomó no sé cuantos chatos de vino, porque cada amigote suyo que entraba al bar era invitado y tomaban los dos, yo pedí un whisky doble y mi padre, que pensaba que iba a tomar una gaseosa, se extrañó. El barman no sabía qué hacer y mi padre le dijo que me pusiera lo que yo pidiera que un día es un día y su hijo era un tipo bien bragado. En eso tenía razón mi padre, porque mi polla desde pequeño se manifestaba que iba a ser grande. Así que me sirvió mi whisky doble, tomé un sorbo y ni pestañeé. Los hombres allí presentes decían de mí alabanzas muy cochinas, como «tío cojonudo tu hijo», «este sí es un hijo de puta de buena madera», «vas a agarrar una buena jumera, chaval, pero eso es de ser un tío con huevos», «bien barbián es el muchacho, un whisky y doble», «los chicos de hoy día son de puta madre, míralo, ni pestañea», «me cago en la puta, un whisky a tu edad», y como estas ...
... decían muchas más lindezas. El caso es que mi padre era feliz cuando yo me comportaba así y la gente se asombraba. Salí medio mareado del bar, porque sin pedirlo y, por ser mi padre buen cliente, el barman me puso más whisky sin medir. La verdad es que yo tendría ya un rapaz jovenzuelo.
Por mi hermana yo hubiera entrado a la iglesia, pero por hacerle la contra a mi madre, preferí irme con mi padre. Que yo recuerde, me rebelé haciendo la contra en cosas más o menos bien vistas desde los 10 años. Me enviaba a un sitio, yo no iba; me decía de hacer los deberes, no los hacía, siempre buscaba hacer las cosas cuando a mí me daba la gana, no cuando me mandaba. Por eso, las relaciones entre mi madre y yo iban empeorando. Cuando sorprendí a mi madre fue tras cumplir los 18 años. Hice una demasiado gorda. Mi padre no estaba en casa, de lo contrario no la hubiera hecho.
Cumplí los 18 años. En casa se hizo una comida como de domingo, pues yo no merecía más. Yo sabía que mi madre con sus otros hijos se había esmerado y había mandado hacer cosas especiales, regalos, desayunos especiales, comidas abundantes e incluso por la noche aún había algunas cosas para seguir celebrando. Yo tuve en mis cumpleaños, desayunos normales como los de cada día. Una comida de domingo, sin más especialidades y ninguna celebración de noche. Tan fue así que mi padre se molestó porque dijo que él a mediodía no podía estar en casa y esperaba celebrar esa noche. Pero mi madre le hizo puto caso. En vistas de eso, ...