Ansiedad de latigazos
Fecha: 24/01/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... para excitarla más.
Comenzó a castigarla, los ramales de cuero pronto dejaron sus marcas sobre las tetas de Ana María y enrojecieron e inflamaron los labios vaginales y el clítoris; a cada golpe se escuchaban los bramidos de dolor y placer. Cuando faltaban cinco golpes en cada lado, ordene: castiga con fuerza Cintia. Los nudos del látigo impactaron en los pezones, Ana María se retorcía y gritaba de dolor y excitación, pedía a gritos que la azotara con el látigo.
Me acerque con el látigo para que lo besara; lo hizo repetidamente y dijo: “azótame sin piedad, por favor”. Le informe que no le daría una cantidad determinada de azotes, sino que le aplicaría la cantidad necesaria de latigazos para que gritara suplicando que no la azotara más. Comenzaremos le dije y desenrolle el látigo sobre el piso, calcule la distancia, Ana María tenia el cuerpo en tensión esperando el golpe; lo envié para atrás, le dije ahí va y proyecte mi brazo hacia adelante, le azote en forma liviana, seguí castigando en esa forma y espaciando los golpes; luego de unos cinco azotes comencé a aumentar la potencia del golpe; el sonido del látigo me agradaba, era el de un golpe lleno, la delgada azotera golpeaba sobre la piel produciendo un sonido seco, dejando una marca roja que prontamente se convertía en roncha; la escena se repetía, se oía el silbido del látigo, luego el chasquido sobre la piel y algún grito de Ana María a veces de dolor, en otros decía:” Mas…mas fuerte, mas rápido” ó “Andrés amor, ...
... oye el sonido del cuero sobre mi piel, una y otra vez, quemándome y haciéndome gozar”. Un latigazo, resonó en la habitación, cruzo la espalda y la raya que marco abrió la piel en algunos tramos; Ana María grito fuertemente; su cuerpo se arqueo en sus ligaduras; el dibujo de la espalda y culo era completamente en relieve, con la piel levantada en muchos lugares y algunos rastros de sangre exudada en varios lugares, aparecían algunas manchas de sangre. Seguí azotándola con fuerza y ritmo, después de 60 latigazos los gritos se fueron apagando, se convirtieron en murmullo y gruñidos hasta desaparecer, apenas movía el cuerpo, sin bien Ana María estaba consciente se encontraba en un estado de sopor, en ese estado le descargue 20 azotes mas.
Detuve el castigo, ya sea para darlo por terminado o para concederle algo de descanso a Ana María; llame a Andrés para que se acercara a ver el cuadro; el novio estaba completamente excitado, lo evidenciaba lo abultado de su parte delantera del pantalón. La espalda y el culo de Ana María, tenía una tonalidad rojiza de fondo, surcada por innumerables rayas rojizas y moradas, algunas con relieve, otras con la piel abierta exudaban rastros de sangre. En el frente se advertían algunas rayas producidas por la delgada azotera, dos de ellas sobre las tetas, en otras dos asomaban vestigios de sangre.
Eres muy fuerte tienes pasta de buena masoca, no pedirás clemencia y si sigo azotándote con este látigo terminare de arrancar tu piel, te desollare ...