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Abusando de mi suerte
Fecha: 01/06/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Por cuestiones de trabajo tuvimos que salir con varios compañeros y compañeras a otra ciudad. Como sabrán en la noche siempre sale el plan para conocer la ciudad. Entre mis compañeras estaba Luisa, una chica muy coqueta y con una picardía hermosa. La noche empezó muy divertida y tragos iban y venían. Salimos del bar yo había tomado lo suficiente como para tener una buena cara de borracho. Llegamos al hotel y cada uno para su habitación. No había pasado ni 10 minutos cuando golpearon mi puerta, yo ni siquiera me había cambiado para dormir. Abrí la puerta y ahí estaba ella con dos cervezas en las manos. Entró sin darme oportunidad a decir nada, se sentó en mi cama y dijo si compartiría una cerveza con ella. Yo la tomé sin mucho ánimo, al beber el primer bocado me sentí algo extraño, no le dí importancia solo seguía mareado. Me recosté, en ese momento me sentí muy liberado, no tenía dominio de mi cuerpo. Luisa sonreía, se acercó y vio que solo tenía abiertos los ojos. Lo que se vino fue por demás irracional, abrió mi pantalón y comenzó a masajear mi verga, la sacó y la comenzó a mamar con desespero. Me terminó de desvestir. Ella se alzó la falda y se bajó una tanga diminuta que tenía, acercó su chucha y comenzó a restregarse como loca contra mi cuerpo, me dio la vuelta y se ...
... montó sobre mi, podía sentir su vello púbico sobre mis nalgas, empezó a masturbarse ahí mismo. En ese instante golpearon muy suavemente mi puerta , yo estaba muy asustado. Luisa se acercó y abrió la puerta era otra compañera de trabajo. Se susurraron algo y de ahí Luisa volvió a su posición y mi otra compañera tomó una silla y se sentó frente a mi, bajó su pantalón y sacó un juguete y comenzó a masturbarse justo ahí mismo. Las perras comenzaron a mandarse besos volados mientras textualmente me usaban. Luisa se corrió de una manera descomunal en mis nalgas, las dejó empapadas. Yo estaba muy excitado para ese momento, se paró y se acercó a mi otra compañera, se besaron apasionadamente. Se acercaron a mí, Luisa tomo el juguete y comenzó a masturbarla mientras ella abría sus piernas sobre mi, se continuaban besando. La perra no soportó más y se corrió ahí mismo ahora sobre mi pecho y cara. Las putas se besan con mucho amor. Yo no podía ni moverme y estaba demasiado exitado. Luisa se acercó y tomo mi verga empezó a masturbarme sin piedad, termine con furia. Se acercó a mi oido y me dijo que este sería nuestro secreto y así como aparecieron el par de perras desaparecieron. A la mañana siguiente simplemente reaparecieron con una sonrisa coqueta y pícara. Solo saludamos como siempre...
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