1. Mi hija y su madre


    Fecha: 01/06/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Estaba duchandome en mi habitación cuando entró mi hija de 16 años totalmente desnuda y empezó a acariciarme. Traté de separarla pero besandome tomó mi pene que se había erectado completamente y me dijo que quería hacer el amor. Traté de evitarla, pero ver aquella hermosa adolecente desnuda, con un cuerpo muy desarrollado para su edad me excitó muchísimo y perdí el control.
    
    Mi hermosa hija es una rubia espectacular, con un cuerpo muy bello por los ejercicios, y un cabello largo y rubio. Le dí dos orgasmos con mi boca y dedos, tratando de calmarla, pero ella quería ser deflorada, y así ocurrió. Al verme a punto de venirme me abrazó con sus piernas y brazos, haciendome eyacular profundamente en su vagina. Quedé exhausto y preocupado, y me dijo: Papi, no estoy en período de fertilidad. Esa tarde le hice el amor a mi hija 4 veces y eyaculé otra en su boca.
    
    Mi hija empezó a buscarme con frecuencia y nos hicimos amantes. Me sentía mal, pero ella me volvía loco una y otra vez, y así a los 40 años era el amante de mi hermosa y amada hija de 16.
    
    Una tarde llegué muy temprano a casa, pues me sentí mal del estómago. Al subir a mi ...
    ... habitación vi a mi hermosa esposa teniendo sexo lujuriosamente con un negro. gemia de placer como una loca y se movía junto con el. Quedé petrificado mirando escondido, cuando vi a mi hija que se acercada al hombre y lo besaba con pasión. El negro salió de mi mujer y deslizó su enorme pene negro en la linda y depilada vagina de mi hija.
    
    Aquel hombre se estaba gozando a las dos al mismo tiempo. Al acabar las satisfiso oralmente a ambas y se abrazó a ambas en mi cama. Tiraron 3 veces más. Me escondí y al él irse las enfrenté. Entonces mi esposa me dijo: Grabe unos bellos videos cuando desvirgaste a Gaby, si te opones a que siga viendo a Maikel, te denunciaré a la policía.
    
    No me quedó más remedio que aceptar que mi esposa continuara copulando con aquel hombre y que mi hija los acompañara con frecuencia, aunque ella se dedicó más a satisfacerme, aún cuando oíamos a su madre gemir en nuestra cama en brazos de ese negro.
    
    Mi hija me confesó que se había entregado a el por instancias de su madre y que ella la dominaba.
    
    Después de un tiempo mi mujer se fue a vivir con aquel hombre y mi hija se convirtió definitivamente en mi hembra. 
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